Este jueves 23 de noviembre, el Papa Francisco recibió en audiencia a los miembros de la Federación Italiana de Semanarios Católicos y de la Unión de Prensa Periódica Italiana, a quienes dio 3 consejos para comunicar correctamente: formación, protección y testimonio.
Al comienzo de su discurso, el Santo Padre explicó que la comunicación consiste en “acercar a las personas, tejer hilos de comunión y tender puentes sin levantar muros”.
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Debido a las recientes innovaciones tecnológicas que han afectado al sector, el Pontífice instó a los comunicadores a renovar su compromiso “con la promoción de la dignidad de las personas, la justicia y la verdad, la legalidad y la corresponsabilidad educativa”.
Para lograrlo, el Santo Padre propuso 3 “caminos a seguir”.
La formación de los ciudadanos
El Papa Francisco aclaró que la formación no es una tarea sencilla y que se trata de una “cuestión vital”, ya que “está en juego el futuro de la sociedad”.
Para el Santo Padre, educar a los jóvenes es algo fundamental hoy en día y por eso invitó a esta federación a comunicar con “prudencia y sencillez”, dos “ingredientes educativos básicos para navegar en la complejidad actual, especialmente en la red, donde es necesario no ser ingenuo —no ser crédulo— y, al mismo tiempo, no ceder a la tentación de sembrar ira y odio”.
“Los semanarios católicos llevan esta visión sabia a los hogares: no se limitan a dar sólo la noticia del momento, que se quema fácilmente, sino que transmiten una visión humana, una visión cristiana destinada a formar las mentes y los corazones, para que no se dejen deformar por palabras gritadas o por las crónicas que, pasando con morbosa curiosidad del negro al rosa, descuidan la claridad del blanco”.
En este sentido, el Papa Francisco les animó a promover “una ecología de la comunicación” y remarcó que los comunicadores católicos tienen “la vocación de recordarnos, con un estilo sencillo y comprensible, que más allá de las noticias y las primicias, siempre hay sentimientos, historias, personas de carne y hueso a las que hay que respetar como si fueran vuestros propios familiares”.
“Comunicar es formar al hombre. Comunicar es formar a la sociedad. No abandones el camino de la formación: ¡te llevará lejos!”, aconsejó el Santo Padre.
Proteger la dignidad
Como segundo “camino” a seguir, el Papa Francisco propuso la protección, especialmente de la intrusión digital y de las “seducciones de una comunicación provocadora y polémica”.
Afirmó que en el mundo digital en el que vivimos es fundamental “promover instrumentos que protejan a todos, especialmente a los más débiles, a los menores, a los ancianos y a las personas con discapacidad”.
“Vuestras realidades, comprometidas en este sector, pueden hacer crecer una ciudadanía mediática protegida, pueden apoyar grupos de libertad informativa y promover la conciencia cívica, para que se reconozcan derechos y deberes también en este ámbito”.
Asimismo, les animó a hacerlo “sin miedo” y a pensar “en grande”, porque están "llamados a una gran tarea: proteger, con palabras e imágenes, la dignidad de las personas, especialmente la dignidad de los pequeños y de los pobres, los preferidos de Dios”.
Dar testimonio
Por último, el Pontífice citó el ejemplo del Beato Carlo Acutis, quien sabía muy bien “que estos mecanismos de comunicación, la publicidad y las redes sociales pueden ser utilizados para convertirnos en sujetos adormecidos, adictos al consumo y a las novedades que podemos comprar, obsesionados por el ocio, cerrados en la negatividad”.
Sin embargo, “supo utilizar las nuevas técnicas de comunicación para transmitir el Evangelio, para comunicar valores y belleza”.
El Santo Padre puntualizó que “aquel joven no cayó en la trampa, sino que se convirtió en un testigo de la comunicación”.
“El testimonio es profecía, es creatividad, que libera e impulsa a arremangarse, a salir de la zona de confort para asumir riesgos”.
Reiteró asimismo que “la fidelidad al Evangelio postula la capacidad de arriesgarse por el bien”, lo que supone “ir a contracorriente: hablar de fraternidad en un mundo individualista; de paz en un mundo en guerra; de preocupación por los pobres en un mundo intolerante e indiferente”.
Pero esto, concluyó el Papa Francisco, “sólo puede hacerse con credibilidad si antes se da testimonio de lo que se habla”.