En medio de un país afectado por la guerra civil, el Cardenal Dieudonné Nzapalainga, Arzobispo de Bangui en la República Centroafricana, recorre diversas “periferias” de esta nación para llevar esperanza a la población, donde tristemente algunos “mueren como animales”.
“Por eso, me despojo de mi atuendo de cardenal, me hago pequeño, recorro el país y les digo: ‘Si los hombres los han olvidado, Dios no los ha olvidado’”, enfatizó el purpurado.
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En declaraciones a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada, que tiene numerosos proyectos caritativos en esta nación, el Cardenal Nzapalainga contó que ha llegado a lugares en los que las personas están prácticamente abandonadas a su suerte, incluso sin atención médica.
“El gobierno actual ya no está amenazado, el temor a un golpe de Estado que existía en 2020 ya no es un tema relevante. Pero nuestra sociedad está llena de heridas terribles y necesita reconstrucción”, resaltó.
Retenido por los rebeldes
En uno de sus viajes, describió que fue acogido en un pueblo donde todos se alegraron por su presencia y la algarabía fue tal que no tuvieron que someterse al toque de queda de los rebeldes. Sin embargo, cuando llegó el momento de partir, un joven guerrillero lo retuvo.
El Cardenal Nzapalainga señaló que los fieles se pusieron a rezar y que fue defendido por el alcalde, los pastores e imanes musulmanes. Al final fue llevado ante los superiores del guerrillero y terminó siendo liberado.
La decadencia educativa
De acuerdo al Purpurado, el problema está en la falta de educación que se busca compensar con el uso de la fuerza. En este sentido describió que en el país hay muchos jóvenes, pero que por años “no han ido a la escuela”.
“Los maestros a menudo no quieren ir a las regiones periféricas porque tienen miedo de los rebeldes. Otro problema es que están mal pagados… Muchas escuelas han sido quemadas y hay clases que se llevan a cabo bajo un árbol de mango”, destacó.
El testimonio cristiano
No obstante, en medio de estas dificultades también aparece la esperanza cristiana. El Cardenal Dieudonné Nzapalainga narró que en una ocasión confirmó a un joven de nombre François y le sorprendió ver la euforia de la gente ante este suceso.
Luego le dijeron que aquel muchacho era justamente el catequista del pueblo. “Era él quien mantenía viva la fe en esta comunidad, que no recibía una visita de un sacerdote desde hacía mucho tiempo”, subrayó.
Niñas rescatadas de violaciones
Para el Purpurado otra gran preocupación son las jóvenes, entre las que ha observado “a niñas de once años embarazadas, víctimas de violaciones por parte de jóvenes armados”. “Debido a eso, no tenían la menor oportunidad de estudiar”, expresó.
El Cardenal quedó indignado al conocer esta realidad y, confiando en la Providencia, recibió la ayuda de un donante camerunés. De esta manera 30 jóvenes fueron enviadas a Camerún. “Ninguna nos ha decepcionado. Tenemos estudiantes de Medicina, ingenieras... ¡Están a la altura!”, describió.
La formación de seminaristas
Entre los candidatos al seminario, el Arzobispo indicó que son pocos los que alcanzaron el nivel educativo requerido y que están tratando de ayudar a las vocaciones con sus propios medios. Tanto es así que uno de sus sacerdotes da clases gratuitas para los que desean ingresar.
“La educación es de suma importancia, ya que, al final, es lo que determina la presencia de seminaristas, líderes comunitarios y profesionales en nuestra sociedad, sin olvidar a los catequistas. Estos últimos son fundamentales para mantener viva la llama de la fe en nuestros pueblos”, puntualizó.