El Papa Francisco aseguró este sábado que no se puede aceptar ningún silencio u ocultamiento en el tema de los abusos, al recibir a los participantes del I Encuentro Nacional de los Servicios y Centros Territoriales de Escucha para la protección de menores y personas vulnerables, promovido por la Conferencia Episcopal Italiana.
En su discurso a los presentes, que reflexionan bajo el lema “La belleza herida: Yo sanaré tu herida y te sanaré de tus heridas (Jer 30,17)”, el Santo Padre reflexionó sobre tres acciones o verbos que se deben poner en acción ante el tema de los abusos: custodiar, escuchar y curar.
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“Quien custodia, quien custodia el propio corazón, sabe que ‘ningún silencio u ocultamiento puede ser aceptado en el tema de abusos’ –esta no es materia negociable– y sabe también que es importante ‘perseguir la búsqueda de la verdad y el restablecimiento de la justicia al interior de la comunidad eclesial, también en aquellos casos en los que determinados comportamientos no son considerados delitos por las leyes del estado pero sí lo son para la normativa canónica’”, dijo el Pontífice.
“Custodiar quiere decir también prevenir las ocasiones de mal. Y esto es posible sólo a través de una constante actividad de formación, volcada a difundir la sensibilidad y la atención para el cuidado de los más frágiles. Y esto es importante también fuera de nuestro mundo eclesiástico”, continuó.
Tras señalar que entre “el 42 y el 46 por ciento de los abusos se dan en la familia o el barrio”, el Papa Francisco se refirió al segundo verbo: escuchar.
“Para custodiar es necesario saber escuchar, haciendo a un lado cualquier forma de protagonismo e interés personal. La escucha es un movimiento del corazón y es también una opción fundamental para poner al centro de cada una de nuestras acciones a quien ha sufrido o está sufriendo y que es más frágil y vulnerable”, resaltó el Pontífice.
El Santo Padre explicó luego que “la escucha de las víctimas es el paso necesario para hacer crecer una cultura de la prevención, que se concreta en la formación de toda la comunidad, en la actuación de procedimientos y buenas prácticas, en la vigilancia y en la limpieza del actuar que construye y renueva la confianza”.
Después de resaltar que la escucha es “la única vía para compartir realmente lo que ha sucedido en la vida de una víctima”, el Papa Francisco subrayó que “estamos llamados a una reacción moral, a promover y a testimoniar la cercanía hacia quienes han sido heridos por un abuso. Saber escuchar y hacerse cargo de las víctimas”.
“Sólo recorriendo el camino del custodiar y del escuchar es posible curar. En este tiempo se ha difundido la cultura del descarte, al contrario de lo que dice el Evangelio, nuestras comunidades deben ser una sana provocación para la sociedad en su capacidad de hacerse cargo de los errores del pasado y de abrir nuevos caminos”.
El Pontífice remarcó asimismo que “la ‘cura’ de las heridas es también una obra de justicia. Por esto es importante perseguir a quienes cometen tales crímenes, incluso si esos se dan en contextos eclesiales”.
“Y ellos mismos tienen el deber moral de una profunda conversión personal, que conduzca al reconocimiento de la propia infidelidad vocacional, a retomar la vida espiritual y el humilde pedido de perdón a las víctimas por las propias acciones”, destacó el Santo Padre.
El Papa también alertó sobre otro flagelo de nuestro tiempo, vinculado a los abusos sexuales: la pornografía infantil.
“Consideren algo muy malo que sucede, que son las películas pornográficas que usan los niños. Esto sucede, o, mejor dicho, está en manos de quien paga, en su teléfono móvil. ¿Dónde se hacen estas películas? ¿Quién es responsable? ¿En qué país?”, cuestionó.
“Por favor, trabajen en esto: es una lucha que debemos dar porque se difunde en los celulares esto que es lo peor”, alentó.