Cada 16 de noviembre se celebra a Santa Inés de Asís, hermana de Santa Clara, fundadora de las Clarisas. Ambas fueron muy unidas, hasta en el camino de santidad. Cierto día Santa Clara vio a su hermana recibir 3 coronas de un ángel.
De acuerdo al Santoral Franciscano, Santa Clara se escapó de la casa de sus padres y, con la ayuda de San Francisco de Asís, se refugió más adelante en el monasterio benedictino del Santo Ángel de Panzo. Días después Catalina, quien luego se llamaría Inés, hizo lo mismo y se fue con su hermana para consagrarse al Señor.
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La familia rica de la que provenían no toleró que otra de sus hijas escapara para entrar en las vida religiosa. Es así que 12 caballeros fueron en búsqueda de Catalina para regresarla a casa. Los hombres irrumpieron en el claustro, la golpearon e intentaron llevársela arrastrándola. Pero Catalina resistió con valentía y la soltaron.
Posteriormente el propio San Francisco le cortó el cabello a Catalina, signo de consagración a Dios, y “le impuso el nombre de Inés” (Agnes en latín, que proviene de agnus que significa cordero).
Más adelante, las dos hermanas junto a otras mujeres se establecieron en la iglesia de San Damián. Se les empezó a llamar damianitas, hasta después de la muerte de Clara, cuando el pueblo las nombró clarisas.
La coronación mística
De acuerdo a la tradición, en una ocasión, cuando las dos hermanas estaban en oración, Clara vio a su hermana flotando sobre el suelo y “coronada con tres coronas que de tanto en tanto le colocaba un ángel”.
Al siguiente día, Clara le preguntó a su hermana qué había pedido en su oración y qué visión tuvo. Inés no quería responder, pero por obediencia le contó que se puso a meditar en tres cosas: la paciencia de Dios ante las ofensas, el amor del Señor por los pecadores y el sufrimiento de las almas del purgatorio.
Francisco nombró a Inés Abadesa en Florencia, por lo que ambas hermanas tuvieron que separarse. No obstante, Santa Inés estuvo al lado de Clara durante su agonía.
Según la leyenda, la fundadora de las clarisas le dijo a Inés: “Hermana carísima, es del agrado de Dios que yo me vaya; mas tú cesa de llorar, porque llegarás pronto ante el Señor, enseguida después de mí, y Él te concederá un gran consuelo antes que me aparte de ti”.
Esta profecía se cumplió. Santa Clara murió el 11 de agosto de 1253 y unos tres meses después, el 16 de noviembre de ese año, partió al Cielo Santa Inés, a quien Clara definió como “virgen prudentísima”. En algunos lugares su fiesta se celebra el 19 de noviembre.