Más de 3.000 peregrinos acudieron este fin de semana al Santuario de Nuestra Señora de los Treinta y Tres, en la ciudad uruguaya de Florida, para celebrar a la patrona nacional.
La Misa estuvo presidida por el Cardenal Daniel Sturla, Arzobispo de Montevideo y Primado del Uruguay, y concelebrada por Obispos del Episcopado local, y el Nuncio Apostólico el país, Mons. Gianfranco Gallone, junto a sacerdotes y diáconos.
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En su homilía, el Cardenal Sturla realizó un fuerte llamado a la defensa de la vida, a tender puentes entre los uruguayos y a renovar el impulso evangelizador. En ese sentido, pidió la intercesión del Beato Jacinto Vera, devoto de la Virgen María, para que “nos ayude a encontrar los rumbos, como nación y como Iglesia”.
“Sigamos siendo defensores de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, no dejándonos engañar por una campaña hábil, que quiere imponer la eutanasia en nuestra legislación. Defendamos la vida”, exhortó el Purpurado.
Asimismo, rezó para “que seamos constructores de paz en nuestras familias, en nuestra sociedad uruguaya, donde no queremos que ninguna grieta nos divida, sino que haya puentes de entendimiento”.
También pidió a la Virgen que pueda llegar la paz “a todos los rincones del mundo, la paz a Ucrania, a Tierra Santa”, y llamó a pensar “en los israelíes secuestrados y también en los civiles que están muriendo en Gaza”.
“Que sigamos proclamando con intrepidez nuestra fe en Jesucristo Salvador, Él es quien da respuestas a las inquietudes más hondas del corazón humano, nos rescata de toda esclavitud”, destacó, mencionando la esclavitud de las drogas y la violencia.
El Arzobispo destacó que es un año muy especial para la Iglesia en Uruguay por la beatificación de Jacinto Vera, celebrada el 6 de mayo. “Él fue un peregrino, que estuvo allá lejos en Roma y en Tierra Santa. Peregrino de la Virgen, fue a Lourdes y a Betharram, la Virgen de los vascos. Fue devotísimo de la Virgen María, la Virgen de los Dolores, que su familia veneraba desde las Islas Canarias”, relató.
“Pero la mayor peregrinación de Jacinto fue llegar a cada rincón del país, tocando el corazón de los uruguayos con su cercanía, con su bonhomía, con su buen humor, pero sobre todo con su límpido testimonio sacerdotal”, enfatizó.
“No fue fácil, la Iglesia estaba en una situación crítica, pero trabajó con denuedo, con intrepidez y confió que María le iba a dar el triunfo”, recordó, asegurando que Jacinto “nos señala el camino”.
"Una palabra nos define hoy a todos nosotros: Peregrinos. De todos los rincones de la Patria”, afirmó. “Qué bueno encontrarnos y saber que somos caminantes”, expresó.