Mientras la última semana del evento de este año va llegando a su fin en medio de debates cada vez más polémicos, la expectativa crece por la pronta publicación del informe de síntesis del Sínodo de la Sinodalidad.
Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio para la Comunicación del Vaticano, se refirió a este espíritu de expectativa, al hablar de la perspectiva de un “documento conciso y discursivo” para resumir la primera parte de este camino sinodal. El vocero del Vaticano ya había hablado antes respecto a que el informe de síntesis sería escrito por los “expertos” que asisten al Sínodo.
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Informe de síntesis: ¿Una visión para la Iglesia?
Si bien está sujeto a muchos potenciales cambios, se espera que el documento tenga unas 40 páginas y que se centre en aquello que hace a una Iglesia sinodal, la igual dignidad de todos los bautizados, y en cómo el método sinodal busca renovar a las comunidades católicas.
Aunque se someterá a un riguroso proceso de votación, como el Vaticano ha confirmado varias veces, también se basará en los documentos anteriores que prepararon el camino para el proceso sinodal, como la etapa continental del Sínodo.
Dado que el documento está sujeto a enmiendas, profundizar en su contenido podría ser prematuro.
Sin embargo, los delegados sinodales han resaltado que el informe final debe destacar que la Palabra del Señor es lo primero, y que la Iglesia está llamada a anunciar el Evangelio. Es más, que las comunidades eclesiales locales deben estar inspiradas por la Palabra de Dios en sus vidas.
Supervisión eclesiástica y sinodalidad
Las discusiones durante el Sínodo, especialmente en los círculos menores, con frecuencia se enfocaron en la centralidad de Jesucristo y la importancia de la colegialidad episcopal.
En medio de las preocupaciones por la "vaguedad", un participante en el Sínodo expresó su deseo por tener una manifestación más concreta de la Iglesia. Esta perspectiva, aunque es sólo una entre varias, refleja un sentimiento común distinto a la narrativa del Sínodo.
La trayectoria general de este encuentro también apunta a un cambio importante en la supervisión eclesiástica, al proponer una responsabilidad más localizada para los nuncios papales, un cambio que podría afectar a la independencia de estos "embajadores" que actualmente informan directamente al Papa.
Asimismo, el Sínodo podría dejar más espacio para debatir el rol del Papa dentro de una Iglesia sinodal, recordando lo que dice San Juan Pablo II en su encíclica de 1995 sobre la unidad de los cristianos, Ut Unum Sint, cuando pasa revista al ejercicio tradicional del primado de Pedro.
Esto también podría dar paso a una participación más activa de los cardenales, en consonancia con la reciente convocatoria del Papa a tres consistorios para debates eclesiásticos más amplios. El último, en 2022, tuvo como resultado la reforma de la Curia.
Una propuesta emergente es el establecimiento de un “Consejo del Sínodo”, como un órgano consultor global para ayudar al Papa en la administración de la Iglesia.
La semana conclusiva del Sínodo ha sido testigo de una intensa actividad, con ajustes de calendario e intensos debates. Los círculos menores eligieron un secretario adicional para documentar las enmiendas propuestas y validar los procedimientos, lo que refleja la naturaleza adaptativa del proceso sinodal.
Los testimonios también ocuparon un lugar central, especialmente los procedentes de regiones golpeadas por conflictos como Medio Oriente, Ucrania y la Amazonía.
Se hizo además un especial hincapié en la crucial comunión con el sucesor de Pedro, subrayando las desavenencias eclesiásticas que podrían darse en su ausencia.
Una carta al pueblo de Dios, aprobada por los participantes esta semana, obtuvo 336 votos a favor y 12 en contra. Dirigida a todos los miembros de la Iglesia Católica, la misiva invita a tomar un rol activo en “el discernimiento y la toma de decisiones” de la Iglesia.
El Cardenal Kurt Koch, prefecto del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, reiteró la importancia de la dimensión ecuménica esta semana, al señalar que ha sido “muy visible desde el inicio del proceso sinodal, cuando se realizó la vigilia de oración que para mí fue impresionante. Es una visión poderosa. La sinodalidad también tiene una dimensión litúrgica. Debe haber reciprocidad entre el ecumenismo y la sinodalidad”.
El Arzobispo de Poznan (Polonia), Mons. Stanisław Gadecki, comentó por su parte que el método de este Sínodo hizo posible “evitar la discordia” porque permite a cada uno “expresar sus ideas, referirse a las de otros y redescubrir el silencio. Esto ha sido un descubrimiento para nosotros, hablar con la ayuda del Espíritu Santo. La sinodalidad que hemos usado nos muestra que hay un método con el que podemos progresar no solo en sinodalidad sino también con las guerras y en los conflictos del mundo”.
Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.