La noche del miércoles 25, los participantes en el Sínodo de la Sinodalidad se unieron a las oraciones por el fin de las guerras y la violencia, a través del Rosario por la paz que se rezó en la Basílica de San Pedro.
La oración mariana fue recitada en procesión desde el atrio de la basílica vaticana hasta el altar de la cátedra, y estuvo presidida por el Cardenal Mauro Gambetti, arcipreste de la Basílica de San Pedro.
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Según informó Vatican News, durante la contemplación de los misterios gloriosos los delegados sinodales sumaron sus voces a los constantes pedidos del Papa Francisco a silenciar las armas en conflictos como el de Rusia y Ucrania, y en el más reciente entre Israel y el grupo terrorista Hamás en Tierra Santa.
“¡Basta ya de guerra, de violencia atroz y sin sentido! ¡Basta de odios que sólo alimentan odios e impiden ver otros caminos! ¡Basta de la lógica de la venganza a cualquier precio por los agravios sufridos! Basta de la creciente inhumanidad que hace oídos sordos al dolor y las lágrimas de los niños, los ancianos, los discapacitados y los que no pueden defenderse”, expresaron los participantes.
En ese sentido, manifestaron su voluntad de “ser cada vez más portadores de vida, de esperanza, de paz, especialmente para los que sufren y están sometidos al horror de la violencia que hoy devasta a tantos pueblos”.
Los delegados sinodales también pidieron a la Virgen María que interceda para que reciban el don de ser “fuente de aliento y esperanza para todos los que se sienten desfavorecidos, marginados y excluidos”.
Asimismo, de acuerdo a Vatican News, se buscó que el Rosario por la paz de anoche sea “un signo visible del don de Dios de la comunión, más allá de las diferencias de cada uno”.
“A través de esta oración mariana, juntos”, compartió uno de los participantes, “queremos mostrar que es posible respetarse, encontrarse y dialogar. Aprender a escuchar al otro escuchando al Espíritu, sin querer que prevalezca el propio punto de vista”.