Ayer 24 de octubre, falleció a los casi 102 años Wanda Półtawska, una de las amigas más cercanas del Papa San Juan Pablo II y quien durante años fue miembro y consultora de los dicasterios vaticanos vinculados a la defensa de la vida y la familia.
Nacida en Polonia en noviembre de 1921, Wanda Wojtasik —como se apellidaba de soltera— fue testigo de la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial, al igual que Karol Wojtyla, el futuro San Juan Pablo II.
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En esos años Wanda formó parte de la resistencia polaca y frecuentaba los círculos de estudiantes católicos.
Sin embargo, fue apresada por la Gestapo el 17 de febrero de 1941 e internada en el castillo de Lublin. El 21 de noviembre fue enviada al campo de concentración de Ravensbrück, donde fue usada para experimentos científicos que le ocasionaron secuelas de por vida. Posteriormente fue trasladada al campo de Neustadt-Glewe, de donde fue liberada el 7 de mayo de 1945 tras la victoria aliada.
Los sufrimientos que padeció en el campo de Ravensbrück los describió en su libro Y tengo miedo de mis sueños.
Según indica hoy la edición polaca de Vatican News, la amistad con el P. Karol Wojtyla nació en 1950 y desde entonces colaboró con él, una asistencia que se prolongó durante el pontificado de Juan Pablo II.
Graduada en Medicina en 1951 y con el grado de doctora en Psiquiatría en 1964, Wanda Półtawska organizó en 1967 el Instituto de Teología de la Familia en la Facultad Pontificia de Teología de Cracovia, que dirigió durante 33 años.
Asimismo, durante el papado de San Juan Pablo II fue nombrada miembro del Pontifico Consejo para la Familia y de la Pontificia Academia para la Vida, así como consultora del Pontificio Consejo para los Operadores Sanitarios.
Una amistad reforzada con los años
En 2009, la científica polaca hizo públicas las cartas que durante años recibió de Juan Pablo II y que forman parte de la biografía Karol e Wanda, firmada por el entonces vaticanista Giacomo Galeazzi, quien trabajaba para el diario La Stampa.
Las misivas muestran la continua correspondencia que por 55 años intercambiaron Półtawska y Wojtyla.
Asimismo, en el 2010, Wanda publicó el libro Diario de una amistad: La familia de Półtawski y Karol Wojtyla, en el que relata el inicio de esta relación estrecha, así como el papel del santo polaco como guía espiritual y gran amigo, lo que hará que entre ambos se llamen “hermano” y “hermana”.
La amistad entre ambos fue reforzada por el milagro que recibió Wanda —la sanación de un tumor— luego de que Karol Wojtyla le solicitara al Padre Pío que rezara por su amiga.
En noviembre de 1962, Mons. Wojtyła, entonces Vicario Capitular de Cracovia, le escribió una carta al fraile capuchino. El santo italiano le pidió a Angelo Battisti, administrador de la Casa Sollievo della Soferenza, que le leyera el texto. Tal como relata el escritor Renzo Allegri, al término de la lectura, el Padre Pío manifestó: “Angiolino [Angelito], a esto no se le puede decir que no”.
El 28 de noviembre Battisti recibió el encargo de llevar una nueva carta al fraile. En la misiva, el obispo polaco le agradecía a San Pío de Pietrelcina por sus oraciones, pues “la mujer enferma de un tumor había sido curada de improviso, antes de ingresar a la sala de operaciones”. Allegri relata esta historia en su biografía sobre el Padre Pío.
Todos estos testimonios y cartas muestran que Wanda Półtawska fue una de las personas más cercanas a San Juan Pablo II, lo escuchó y aconsejó, y estuvo a su lado en el momento de su muerte el 2 de abril de 2005.
“Karol Wojtyła ha sido —y sigue siendo— para mí un padre, un hermano y un amigo, extraordinariamente todo junto en la misma persona, pero sobre todo ha sido —y sigue siendo— una gracia enviada por el Espíritu Santo, un soplo de esperanza cristiana entre las tinieblas del mundo, y no sólo para mí”, expresó Półtawska, tal como destaca la edición italiana de Vatican News.