El Papa Francisco destacó la necesidad de mantenerse unidos para evangelizar y advirtió que “donde hay división, trabaja el diablo”.
En la Audiencia General de este miércoles 25 de octubre, el Papa Francisco reflexionó sobre la vida de San Cirilo y Metodio, dos monjes griegos misioneros en Gran Moravia, un imperio medieval de la Europa central, donde tradujeron a la lengua eslava la Biblia y los textos litúrgicos.
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Estos santos, conocidos como los “apóstoles de los eslavos”, llevaron a cabo, según el Santo Padre, una “apertura de corazón” que arraigó el Evangelio en esas tierras.
Partiendo del ejemplo de estos dos evangelizadores, a quienes San Juan Pablo II proclamó en 1980 copatronos de Europa y sobre los que escribió la encíclica Slavorum Apostoli, el Papa Francisco reflexionó acerca de 3 elementos: la unidad, la inculturación y la libertad.
El Santo Padre subrayó la necesidad de mantener una unidad para poder evangelizar. En segundo lugar, resaltó que “la evangelización y la cultura están estrechamente relacionadas”. “No se puede predicar un Evangelio en abstracto, destilado, no. El Evangelio va inculturado”, insistió.
Por último, destacó el aspecto de la libertad. “La predicación requiere libertad, pero la libertad siempre necesita valentía. Una persona es libre cuanto más valiente es y no se deja encadenar por tantas cosas que le quitan la libertad”, afirmó.
Más tarde, invitó a pedir a los Santos Cirilo y Metodio ser instrumentos de “libertad en la caridad para los demás. Ser creativos, ser constantes, ser humildes, con la oración y el servicio”.
Durante los saludos a los peregrinos de lengua española, el Santo Padre insistió en la necesidad de la unión para evangelizar y advirtió que “donde hay división, trabaja el diablo”.