El Cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral y participante en el Sínodo de la Sinodalidad, afirmó este 19 de octubre que es “imposible” que esta Asamblea pueda “dañar la estructura jerárquica de la Iglesia”.
Durante la rueda de prensa convocada hoy, tras las reuniones de los círculos menores, el cardenal respondió a la pregunta acerca de uno de los “temas claves” del Sínodo de la Sinodalidad: la posible modificación de la estructura de la Iglesia como consecuencia de un “cambio de mentalidad”.
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Desde el inicio de esta primera sesión del Sínodo el pasado 4 de octubre, Paolo Ruffini, secretario de la Comisión de información del Sínodo, dio a conocer que uno de los temas tratados en ella sería “la revisión de la estructura de la Iglesia”.
Para el Cardenal Michael Czerny, esta revisión abordada durante el Sínodo “no es un tema de preocupación”. Aseguró que “las estructuras jerárquicas de la Iglesia no tienen nada que temer de un proceso que comienza con la escucha. Es imposible que eso dañe la naturaleza jerárquica de la Iglesia”, puntualizó.
El purpurado canadiense remarcó también que este proceso de “radical escucha, con ayuda del Espíritu Santo, puede mejorar el funcionamiento de las estructuras de la Iglesia”.
Asimismo, Czerny respondió a una pregunta sobre los intentos de desvincular el gobierno de la Iglesia del sacramento del Orden.
Al respecto, respondió que “la identificación entre órdenes [sagradas] y oficios es algo que se está superando”. “En otras palabras, estamos entendiendo que las órdenes no son necesarias para todos los oficios”, puntualizó.
Por su parte, Mons. Daniel Ernest Flores, Obispo de Brownsville (Texas, Estados Unidos), señaló que “el ejercicio de cualquier estructura, ministerio o autoridad en la Iglesia debe basarse en una conversión fundamental del corazón”.
Resaltó que tampoco está preocupado por el hipotético “cambio de la estructura jerárquica de la Iglesia” y reiteró que la “conversión de corazón” de todos los bautizados “es lo esencial para ser auténticos cristianos en el mundo moderno”.
En la conferencia de prensa también se encontraba Mons. Anton Dabula Mpako, Arzobispo de Pretoria (Sudáfrica), quien explicó que “hay dos estructuras que deben coexistir en la Iglesia: la sinodalidad y la estructura jerárquica”.
“En la Iglesia Católica la sinodalidad tiene un carácter único, es una sinodalidad en cuyo centro está la Cátedra de Pedro, el Papa. Al fin y al cabo, la jerarquía va unida a la sinodalidad”, subrayó.
Más tarde, en respuesta a una pregunta sobre las preocupaciones expresadas por algunos católicos estadounidenses de que el Sínodo de la Sinodalidad tenga un resultado acorde con una “agenda liberal”, Mons. Flores señaló que no ve “una conspiración. Simplemente he escuchado conversaciones honestas, sinceras, fieles, caritativas, bajo, digamos, sub tutela Petri (bajo la autoridad o tutela de Pedro). Eso no es una amenaza para la fe”, insistió.
Las declaraciones de estos miembros sinodales llegan un día después de que haya comenzado la segunda etapa del Sínodo de la Sinodalidad, centrada en la autoridad, la corresponsabilidad de los laicos y los cambios concretos en la Iglesia institucional correspondientes al módulo “B” del Instrumentum laboris.
Antes de comenzar los debates el miércoles 18 de octubre, los delegados recibieron una amplia visión de la Iglesia jerárquica en una exposición teológica del P. Dario Vitali.
“Cuando lleguemos al consenso de que la Iglesia es constitutivamente sinodal, tendremos que repensar toda la Iglesia, todas las instituciones, toda la vida de la Iglesia, en un sentido sinodal”, señaló el teólogo italiano.
Cabe recordar que un grupo de cardenales hizo públicos cinco dubia (plural de “duda” en latín) que enviaron al Papa Francisco para buscar aclaraciones sobre asuntos de doctrina y disciplina, a dos días del inicio del Sínodo de la Sinodalidad.
Los cardenales solicitaron claridad sobre temas relacionados con el desarrollo doctrinal, la bendición de las uniones entre personas del mismo sexo, la autoridad del Sínodo de la Sinodalidad, la ordenación de mujeres y la absolución sacramental.