La 18º Reunión del Comité Internacional de Enlace entre Católicos y Judíos terminó en esta capital con una declaración conjunta en la que ambos grupos reconocen su obligación “religiosa de mostrar preocupación por los pobres y por los que han sido privados de sus derechos políticos, sociales y culturales”.
El texto reconoce que desde la declaración “Nostra aetate” de 1965, la relación entre católicos y cristianos se enriqueció con un diálogo fraterno que “ha engendrado un entendimiento y respeto mutuo”. Ahora, agrega, “esperamos llegar a círculos cada vez más amplios y tocar las mentes y corazones de católicos y judíos, y a la comunidad toda”.
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Ambos grupos reconocieron “la necesidad de encontrar una solución a estos grandes desafíos: la creciente disparidad económica entre los pueblos, la gran devastación ecológica, los aspectos negativos de la globalización y la urgente necesidad de trabajar por la paz y la reconciliación”.
Tras tomar nota de “los muchos cambios positivos de la Iglesia Católica en su relación con el Pueblo Judío”, se afirma el “total rechazo al antisemitismo en todas sus manifestaciones” y se deplora “el fenómeno del anticatolicismo en todas sus formas que se manifiesta en la sociedad toda”.