En la Audiencia General de este miércoles 18 de octubre, el Papa Francisco continuó con su ciclo de catequesis sobre la evangelización y el celo apostólico, y habló acerca de la vida de San Carlos de Foucauld, quien enseñó que “el primer paso para evangelizar es tener a Jesús en el centro del corazón y ‘perder’ la cabeza por Él”.
El Santo Padre lamentó las ocasiones en las que algunas organizaciones hablan de “planes” o de “ellos mismos” en lugar de proclamar a Jesús. Por ello, el Pontífice invitó a los fieles a preguntarse si realmente tienen a Cristo “en el centro del corazón”.
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“¿He perdido un poco la cabeza por Jesús?”, cuestionó el Papa ante las personas presentes en la Plaza de San Pedro del Vaticano. “Carlos de Foucauld sí, hasta el punto de que pasa de la atracción por Jesús a la imitación de Jesús”, aseguró.
En este sentido, remarcó que en San Carlos de Foucauld nació “un deseo de dar a conocer a Jesús”. Para el Papa Francisco esto “siempre sucede así: cuando cada uno de nosotros conoce más a Jesús, nace el deseo de darlo a conocer, de compartir este tesoro”.
Más tarde, destacó que el santo francés dejó que Cristo “actuara silenciosamente” en él a través de la vida eucarística, durante el tiempo que transcurrió como misionero en Nazaret.
El Santo Padre se preguntó si “creemos en la fuerza de la Eucaristía” y lamentó que se haya “perdido el sentido de la adoración”.
“Debemos recuperarlo, comenzando desde nosotros, los consagrados, los obispos, sacerdotes, monjas, todos los consagrados. ‘Perder’ el tiempo delante del tabernáculo, recuperar el sentido de la adoración”, instó el Pontífice.
Asimismo, destacó que San Carlo de Foucauld mostró la importancia de que “los laicos santos” y no “los trepadores” estén cerca de los sacerdotes.
“Los laicos que están enamorados de Jesús hacen entender al sacerdote que él no es un funcionario, que es un mediador, un sacerdote. Cuánta necesidad tenemos nosotros los sacerdotes de tener a nuestro lado a laicos que creen seriamente y que con su testimonio nos enseñan el camino”, subrayó.
Para el Papa Francisco, San Carlos de Foucauld “anticipa de esta manera los tiempos del Concilio Vaticano II, intuye la importancia de los laicos y comprende que el anuncio del Evangelio pertenece a todo el pueblo de Dios”.
“¿Cómo podemos aumentar esta participación? —continuó el Pontífice—. Como hizo Carlos de Foucauld: poniéndonos de rodillas y acogiendo la acción del Espíritu, que siempre suscita formas nuevas para involucrar, encontrar, escuchar y dialogar, siempre en la colaboración y en la confianza, siempre en comunión con la Iglesia y con los pastores”.
Más tarde, el Papa Francisco destacó la “sencillez” y “mansedumbre” del santo y reiteró que fue testigo de “la belleza de comunicar el Evangelio a través del apostolado de la mansedumbre”.
Recordó que nunca hizo “proselitismo” y que siguió el estilo de Dios, guiado por la “cercanía, compasión y ternura”.
A modo de conclusión, invitó a los fieles a preguntarse si “llevamos en nosotros, y a los otros, la alegría cristiana, la mansedumbre, la ternura, la compasión y la cercanía cristiana”.
Por otro lado, durante su saludo a los fieles de lengua polaca, el Papa Francisco recordó que el pasado 16 de octubre se había conmemorado el 45 aniversario de la elección de San Juan Pablo II a la sede de Pedro.
“Durante su pontificado, resonó con gran fuerza la llamada a abrir de par en par las puertas a Cristo. Esto ha dado fruto tanto en conversiones personales como en cambios sociales en muchos países hasta ahora cerrados a Cristo”, remarcó.
“Siguiendo el ejemplo de este Papa santo, continuad la obra de nueva evangelización que él inició”, pidió el Pontífice.