El Papa Francisco, en una nueva entrevista publicada por un medio de comunicación de su natal Argentina, aseguró que la Iglesia debe cambiar “en favor de la dignidad de las personas”.

Pero en la misma entrevista, realizada a fines del mes pasado y publicada el martes por la agencia de noticias estatal Télam, enfatizó que el cambio debe darse “sin renegar de lo esencial de la Iglesia”.

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“Yo ahí voy al inicio del (Concilio) Vaticano II. Juan XXIII tuvo una percepción muy clara: que la Iglesia tenía que cambiar. Pablo VI vio que la Iglesia tenía que cambiar y siguió con eso. Y todos los Papas siguen con esto”, manifestó Francisco en la entrevista.

“No se trata solamente de cambiar de moda: ahora se usan estos ornamentos y los otros no. Se trata de un cambio de crecimiento, un cambio en favor de la dignidad de las personas. Y ahí también está la progresión teológica, la progresión de la teología moral, todas las ciencias eclesiásticas, incluso la interpretación de la Escritura, que han ido progresando bien de acuerdo al sentir de la Iglesia”, prosiguió.

Sin embargo, añadió, utilizando la imagen de un árbol y sus raíces, “siempre en armonía, ¿no? Las rupturas no son buenas. O se progresa por desarrollo o terminamos mal. Las rupturas te dejan fuera de la savia de un desarrollo”.

El Sucesor de Pedro hizo luego referencia a los escritos de San Vicente de Lérins, un monje de los siglos IV-V que afirmó que los cambios en la Iglesia deben tener tres condiciones: que se consoliden con los años, que crezcan con el tiempo y que se sublimen.

“La Iglesia tiene que cambiar. Pensamos cómo cambió desde el Concilio (Vaticano II) hasta ahora y cómo tiene que seguir cambiando, cambiando en la modalidad, cambiando en el modo de proponer una verdad que no cambia”, señaló. “O sea, la revelación de Jesucristo, eso no cambia; el dogma de la Iglesia no cambia, pero crece, se desarrolla y se sublima como la savia de un árbol, ¿no? Se expresa mejor. El que no está en esta vía es uno que da un paso atrás y se encierra en sí mismo”.

“Los cambios en la Iglesia se dan en este flujo de la identidad de la Iglesia. Y tiene que ser abierta. Y tiene que ir cambiando a medida que los desafíos le vayan presentando cosas. De ahí que el núcleo de su cambio es esencialmente pastoral, sin renegar lo esencial de la Iglesia”.

El Papa Francisco resaltó también la importancia del diálogo. “Creo que el diálogo no puede ser nunca nacionalista sólo, el diálogo es universal. Hoy día, más que nunca, con todas las facilidades de comunicación que hay. Por eso yo hablo de diálogo universal, de armonía universal, de encuentro universal. Claro, contra esto ciertamente el enemigo es la guerra. O sea, desde que terminó la Guerra Mundial hasta ahora, hubo guerras en todos lados. Desde la Segunda Guerra Mundial hasta ahora, hubo guerras en todos lados. Fue lo que me llevó a decir que estamos viviendo una Guerra Mundial a pedacitos”.

“Voy a decir una herejía”

El Santo Padre habló ante cámaras sobre una gran variedad de temas, incluido el Sínodo de la Sinodalidad, las elecciones presidenciales del 22 de octubre en Argentina y su vida de oración personal.

Al responder sobre sus futuros planes de viaje, el Papa Francisco se refirió a la posibilidad de regresar a su país de origen por primera vez como Pontífice, y tal vez continuar e incluso llegar hasta el Polo Sur.

“Me gustaría ir (a Argentina)”, expresó. “Me queda Papúa Nueva Guinea, hablando de los más lejos, ¿no? Y alguno me decía que ya que voy a Argentina, pues haga escala en Río Gallegos, después el Polo Sur, aterrice en Melbourne y después visitar Nueva Zelanda y Australia. Sería muy larga la cosa”.

Consultado sobre si actualmente es “difícil ser el representante de Dios en esta Tierra”, el Papa respondió: “Voy a decir una herejía. Todos somos representantes de Dios. Todos los creyentes de alguna manera representamos a Dios. Y todos los creyentes tenemos que dar testimonio de lo que creemos y, en ese sentido, todos somos representantes de Dios”.

“Es verdad que el Papa es un representante de Dios privilegiado, porque ustedes, los periodistas, lo están enfocando todo el día, y a ver qué dijo, qué hace, qué no hace”, añadió riendo. “Y tengo que dar testimonio de una coherencia interior y de la verdad de la Iglesia, y de la pastoralidad de la Iglesia, es decir, la Iglesia que va siempre con las puertas abiertas a los demás”.

“La gente que no tiene sentido del humor es aburrida”

Consultado sobre su vida de oración, el Santo Padre la describió como propia de un niño y quizá “anticuada”.

“Yo conservo mucho de mi piedad de chico. A mí me enseñó a rezar mi abuela y conservo mucho esa piedad simple, de rezar, de pedir. Un poco, como decimos en Argentina, un poco de 'fe del carbonero'” [confiar ciegamente, aún sin entenderlo], señaló el Santo Padre.

“Cuando rezo, no soy complicado. Incluso, alguno puede decir que tengo una espiritualidad anticuada. Puede ser”, indicó.

“La conciencia religiosa ha crecido mucho, es otra cosa, ha madurado, pero el modo de expresarme con Dios siempre es sencillo. Y me resulta por la sencillez, no me sale ser complicado”, expresó.

“A veces le digo (mira hacia arriba) ‘arreglá vos este asunto que yo no puedo’. Y le pido la intercesión a la Virgen, a los santos, para que me ayuden. Y cuando hay que tomar una decisión, siempre [le hago] el pedido, antes de tomarla, de la luz de arriba, ¿no? Pero es un buen amigo el Señor para conmigo, me trata bien. Me cuida, me cuida mucho, como nos cuida a todos. Tenemos que ‘pescar’ [descubrir] cómo nos cuida. A cada uno nos cuida con el estilo nuestro. ¿Cuál es mi estilo? Y ver cómo me cuida. Y eso es muy lindo”.

El Papa Francisco resaltó también en la entrevista la importancia de tener sentido del humor.

Al responder a una pregunta sobre qué es lo que le divierte, señaló entre risas: “El sentido del humor es un certificado de sanidad”.

Todos los días, durante los últimos 40 años, aseguró, ha rezado “la oración para pedir el sentido del humor” de Santo Tomás Moro, que comienza diciendo: “Concédeme, Señor, una buena digestión, y también algo que digerir. Concédeme la salud del cuerpo, con el buen humor necesario para mantenerla”.

“La gente que no tiene sentido del humor”, aseguró el Papa, “es aburrida”.

Traducido y adaptado por el equipo de ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.