Los obispos de Ecuador se pronunciaron ante los resultados de la segunda vuelta de la elección presidencial, celebrada este domingo 15 de octubre, en la que Daniel Noboa Azín se convirtió en el nuevo mandatario, derrotando a la candidata del correísmo Luisa González.
Noboa, de 35 años, representa a la Alianza Democrática Nacional y se impuso con el 52% de los votos. Cuando asuma el gobierno, el 25 de diciembre de este año, se convertirá en el jefe de Estado más joven en la historia de su país.
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El nuevo mandatario deberá completar el periodo constitucional 2021-2025, luego de que el actual presidente, Guillermo Lasso, convocara a un proceso electoral extraordinario, en medio de una crisis política causada por acusaciones de corrupción y un juicio político contra él iniciado en la Asamblea Nacional, el órgano legislativo ecuatoriano.
Con el título “Construir juntos el bien común”, la Conferencia Episcopal Ecuatoriana recuerda que “lo que importa es la Patria”, pide a los funcionarios electos que puedan ver “más allá de sus intereses personales y partidistas”, y exhorta a quienes no resultaron elegidos a alejarse de “la división y la violencia”.
Los prelados destacan que “la democracia garantiza que la gestión del presente y del futuro de un país sea sometido a la voluntad popular y no al deseo egolátrico de unos pocos”. Por eso, resaltan la importancia de “la participación de todos”.
Recordando el crimen del candidato presidencial Fernando Villavicencio, los obispos manifiestan: “Con estupor hemos visto cómo la violencia asesina empañó de sangre este proceso electoral, pero hoy el Ecuador ha vencido el miedo”.
“Las urnas se han cerrado. En cada voto, por uno u otro candidato, hay un acto de responsabilidad política y sobre todo la expresión de un sueño”, valoran.
“No hay ni ganadores ni perdedores cuando lo que importa es la Patria, expresada en el dolor y sufrimiento de nuestros pueblos originarios, de nuestros niños y jóvenes, de nuestros ancianos y personas con discapacidad, de quienes han dejado el Ecuador buscando en otros países un futuro mejor, y de quienes luchan cada día para llevar el pan a sus mesas con esfuerzo y sacrificio”, destacan.
“No hay ni vencedores ni vencidos cuando lo que importa es la persona y su dignidad y el compromiso de defenderla en cada decisión y acción por encima del capital, del Estado o de cualquier estructura o sistema”, añaden.
La Conferencia Episcopal exhorta a quienes han sido elegidos a enfrentar “con audacia los grandes problemas” que tienen los ecuatorianos, como la pobreza, la inseguridad, el desempleo, las carencias en salud y educación, el narcotráfico y la corrupción, entre otros.
Asimismo, invita a quienes no han sido elegidos “a alejarse de todo discurso que promueva la división y la violencia y aunar sus mejores esfuerzos para lograr una gobernabilidad que encuentre soluciones adecuadas”.
Y a todos llama a dejar de lado la polarización, para poder “caminar juntos” y hacer surgir “algo verdaderamente nuevo”.
El remedio, aseguran los prelados, está en la buena política. Por eso, animan “a pasar del partidismo a la participación", e implicarse activamente en la promoción de todos.
En ese sentido, instan a la sociedad civil y a sus organizaciones e instituciones a no conformarse con elegir a las autoridades, sino también a aportar “lo mejor de cada uno".
Finalmente, convocan a “mirar el presente y futuro con esperanza y confianza”, y a reconocer, valorar y desarrollar sus capacidades para ponerlas “al servicio de las grandes causas de la sociedad, especialmente las de la juventud, como son la paz, la justicia, el desarrollo y el cuidado de la casa común”.
Como creyentes en Cristo, los obispos se comprometen "a poner nuestros talentos al servicio de los más necesitados en las distintas áreas donde el aporte de la fe cristiana es innegable como la educación, la salud, la asistencia social, y la defensa de la vida en todas sus expresiones”.
Por eso, concluyen: “Como obispos de la Iglesia Católica queremos, una vez más, ratificar nuestro firme compromiso de seguir caminando junto a todos los que buscan un Ecuador mejor, sin importar su credo o su partido”, exhortando a trabajar por “un Ecuador más justo, libre y equitativo”.