En una entrevista realizada a fines de septiembre en el Vaticano y publicada este lunes 16 de octubre, el Papa Francisco dialogó sobre diversos temas con la presidenta de la agencia de noticias argentina Télam, Bernarda Llorente, entre ellos cuáles cree que son las 3 cualidades “más contundentes” de Dios.
La conversación se centró en cuestiones como la guerra, las crisis políticas y existenciales, la espiritualidad del Santo Padre, su vínculo con Dios, el sentido del humor, su opinión sobre el desarrollo tecnológico y los viajes pendientes de su pontificado.
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Consultado sobre la dificultad que supone ser el representante de Dios en la tierra en este momento particular, el Papa Francisco anticipó que diría “una herejía” y aseguró: “Todos somos representantes de Dios. Todos los creyentes de alguna manera representamos a Dios. Y todos los creyentes tenemos que dar testimonio de lo que creemos y, en ese sentido, todos somos representantes de Dios”.
“Es verdad que el Papa es un representante de Dios privilegiado…, y tengo que dar testimonio de una coherencia interior, y de la verdad de la Iglesia, y de la pastoralidad de la Iglesia, es decir, la Iglesia que va siempre con las puertas abiertas a los demás”, aclaró.
Respecto de cómo es su relación con el Señor, el Pontífice bromeó: “Preguntale a Él”. Y detalló: “Conservo mucho de mi piedad de chico”, enseñada por su abuela, “de rezar, de pedir y, como decimos en Argentina: un poco de fe del carbonero” [confiar ciegamente, aún sin entenderlo].
“Las tres cualidades de Dios que son las más contundentes, son cercanía, misericordia y ternura. Las tres: Dios es cercano; Dios es misericordioso, nos perdona todo, nos tiene una paciencia impresionante; y es tierno, esa ternura, esa cosa delicada de Dios, aún en las pruebas difíciles, pero Él está presente. Así lo vivo yo”, sintetizó.
“Cuando rezo, no soy complicado. Incluso, alguno puede decir que tengo una espiritualidad anticuada. Puede ser. Pero en ese sentido, hay como un hilo conductor desde la niñez hasta ahora”, sostuvo.
“La conciencia religiosa ha crecido mucho, es otra cosa, ha madurado, pero el modo de expresarme con Dios siempre es sencillo… No me sale ser complicado”, reconoció.
“A veces le digo (mira hacia arriba) ‘arreglá vos este asunto, porque yo no puedo’. Y le pido la intercesión a la Virgen, a los santos, para que me ayuden. Y cuando hay que tomar una decisión, siempre [le hago] el pedido, antes de tomarla, de la luz de arriba, ¿no?”.
“Es un buen amigo el Señor para conmigo, me trata bien. Me cuida mucho, como nos cuida a todos. Tenemos que ‘pescar’ [descubrir] cómo nos cuida. A cada uno nos cuida con el estilo nuestro… Eso es muy lindo”, afirmó.
El Papa aseguró que no se enoja con Dios, sino con los demás: “Por ahí le protesto alguna vez, pero sé que me está esperando siempre, cuando ‘meto la pata’ o cuando me enojo injustamente con algo, pero nunca me reprocha”.
“En el diálogo que tengo con el Señor, el reproche siempre es caricia”, enfatizó.