Mons. Luis Cabrera Herrera, Arzobispo de Guayaquil (Ecuador), recordó que la misión de la Iglesia es anunciar a Cristo a todas las naciones. Asimismo, comentó cómo avanzan los diálogos en el Sínodo que se lleva a cabo en el Vaticano.
El Sínodo de la Sinodalidad fue convocado en el mes de octubre de 2021 bajo el lema Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión. A la sesión que se desarrolla este mes de octubre en Roma han sido convocadas 365 personas, entre ellos obispos, religiosos, sacerdotes, diáconos y laicos. Por primera vez, quienes no son obispos —entre ellos 54 mujeres— tendrán derecho a voto. Este evento tendrá una segunda sesión en octubre de 2024.
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“Luego de haber considerado los temas sobre las características de la Iglesia sinodal y de la comunión con Dios y los hermanos, en estos momentos estamos reflexionando sobre la misión de anunciar a Cristo a todas las naciones”, indicó Mons. Cabrera en una entrevista concedida a ACI Prensa.
“Cada grupo o círculo menor ha tomado y profundizado un aspecto de la misión, como el contenido, el objetivo, los ministerios, las formas y medios”, los cuales luego son compartidos en la sesión plenaria, añadió.
En ese sentido, el Prelado ecuatoriano aseguró que “es una gran oportunidad para asimilar, con mayor serenidad, objetividad y pasión, la misión de evangelizar de todos los bautizados, teniendo en cuenta las diferentes vocaciones, carismas y actividades propias”.
Una experiencia de encuentro con Dios
Sobre cómo vive personalmente el Sínodo, el Arzobispo de Guayaquil destacó que “además de los momentos de oración y reflexión sobre los temas mencionados, es una gran oportunidad escuchar a nuestro querido Papa Francisco, a los hermanos cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos, especialmente mujeres, las experiencias personales y comunitarias”.
“Realmente es una gran riqueza espiritual, teológica y pastoral que se comparte abiertamente y en un ambiente de mucha confianza y respeto; una experiencia de encuentro con Dios y con los hermanos que hace creíble el Evangelio de Jesucristo”, agregó.
Respecto a lo que el Sínodo puede ofrecerle a la Iglesia, el Prelado comentó que este evento “ayuda a comprender mejor la dimensión misionera de la Iglesia y la corresponsabilidad de todos los bautizados” en la tarea evangelizadora encomendada por Jesucristo.
Asimismo, el Sínodo “pone de relieve la necesidad de encontrarnos, escucharnos y juntos discernir para encontrar los medios y las formas más adecuadas”, añadió.
Precisó que es “una tarea que nunca termina”, debido a factores como “la diversidad de pueblos y culturas a los que Jesús nos envía a anunciar el Evangelio”.
Al ser preguntado por la discusión en el Sínodo de algunos temas polémicos, como la ordenación de mujeres, la posibilidad de los sacerdotes casados o el celibato opcional, el Arzobispo resaltó: “Uno de los temas fundamentales de la misión es el de los ministerios o servicios que brotan del sacramento del Bautismo y también del sacramento del Orden sacerdotal. Desde esta perspectiva, especialmente los laicos están llamados a descubrir su identidad y misión específica dentro del mundo familiar, social, político, económico y cultural, como luz, fermento y sal”.
“Por este motivo, los temas polémicos, si bien aparecen en los grupos o círculos menores, ya han sido tratados en otras ocasiones. Además, se insiste en que no es necesario clericalizar a los laicos”, aseguró.
En su opinión, y para concluir, el Arzobispo de Guayaquil destacó que “lo más importante es saber que todos los ministerios o servicios están orientados a la única misión: anunciar el Evangelio de Jesucristo a todos los pueblos, a partir de sus culturas”.