En la homilía de la Misa que presidió este viernes 13 de octubre, junto a los participantes en el Sínodo de la Sinodalidad en el Vaticano, el Cardenal Fridolin Ambongo alentó a “luchar con valentía contra el Maligno”.
El Sínodo de la Sinodalidad fue convocado en el mes de octubre de 2021 bajo el lema Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión. A la sesión que se desarrolla este mes de octubre en Roma han sido convocadas 365 personas, entre ellos obispos, religiosos, sacerdotes, diáconos y laicos. Por primera vez, quienes no son obispos —entre ellos 54 mujeres— tendrán derecho a voto.
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En su homilía en la Basílica de San Pedro, el Arzobispo de Kinshasa (República Democrática del Congo), resaltó que “este Sínodo sobre la sinodalidad es el nuevo Pentecostés, que sin duda renovará la Iglesia en la comunión de sus miembros y en la participación activa de todos en la vida y misión de la Iglesia”.
“Sí, hermanos míos, la Iglesia necesitaba este tiempo de gracia y de discernimiento, un tiempo para mirar hacia atrás, hacia el camino recorrido, con sus glorias y sus fracasos, y sacar lecciones para un nuevo comienzo”, agregó.
La lucha contra el Maligno
Tras afirmar que también están en Roma para “llorar y pedir perdón a Dios por nuestras faltas”, el purpurado africano recordó que “el Evangelio de hoy trata de la lucha de Jesús contra el diablo. Nos recuerda que el diablo está siempre presente y activo en nuestro mundo. Su fuerza reside precisamente en la estrategia de hacerse invisible y aparecer bajo las formas más seductoras y tranquilizadoras. Conociendo bien a su presa, el demonio lanza sus ataques desde las realidades más sensibles”.
El Cardenal Ambongo señaló asimismo que “si tenemos el valor de mirar nuestra realidad actual como Iglesia, no será difícil ver hasta qué punto el Maligno actúa e influye en nuestro modo de ser y de actuar. El Maligno quiere vernos divididos; incluso podría utilizar a algunos de nosotros para sus propios fines”.
“Por eso debemos luchar con valentía contra el Maligno, utilizando en particular las armas de la sinodalidad, que requieren unidad, caminar juntos, discernir en la oración, escucharse unos a otros y escuchar lo que el Espíritu tiene que decir a la Iglesia”.
“Estamos llamados a combatir a este poderoso adversario con un arma igualmente poderosa a nuestra disposición, que es el Espíritu Santo, protagonista de esta nueva forma de ser Iglesia: la Iglesia sinodal”, aseguró.
“Que la Eucaristía que ofrecemos aquí, en la tumba de Pedro, nos abra a la escucha del Espíritu Santo”, remarcó.