En la mañana de este viernes 13 de octubre, el Cardenal Hollerich intervino para compartir una reflexión introductoria sobre la “corresponsabilidad de la misión”. Se trata del contenido del tercer Módulo, dedicado a la sección B2 del Instrumentum laboris del Sínodo de la Sinodalidad, que se aborda desde hoy.
En ella, ha concluido que “en este Módulo tocamos algunos de los puntos clave de nuestro Sínodo”, por lo que pidió a los presentes no dar “respuestas precipitadas que no consideren todos los aspectos de estas difíciles cuestiones”.
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A este respecto, añadió: “Tenemos teólogos a los que podemos consultar, y tenemos tiempo para orar y profundizar en las cuestiones que identificamos" de cara a alcanzar una conclusión en la segunda sesión de octubre de 2024.
Al comienzo de su intervención señaló: “Como ya hemos aprendido, cada Sección, y por lo tanto, cada Módulo, tiene un título, acompañado de una pregunta, que nos indica dónde centrar nuestra atención para no perdernos”. A continuación añadió entre bromas: “No es bueno perdernos en las catacumbas y no es bueno perdernos en el Sínodo”.
El Relator general subrayó también que “la comunión no se cierra sobre sí misma, sino que es impulsada hacia la misión; al mismo tiempo, la finalidad de la misión es precisamente ampliar el ámbito de la comunión, permitiendo que cada vez más personas se encuentren con el Señor”.
Corresponsabilidad en la misión
El Cardenal Hollerich se refirió a Internet como “un territorio de misión” en el que la Iglesia ha de ser guiada “por las personas que habitan el continente digital”, pues, reconoció, “en su mayoría, nosotros, los obispos, no somos los pioneros de esta misión”, aunque “algunos son muy buenos en eso”.
Tomó este ejemplo para ilustrar el sentido de la corresponsabilidad en la misión: “Todos los bautizados están llamados y tienen derecho a participar en la misión de la Iglesia, todos pueden aportar una contribución insustituible”.
“En este horizonte —señaló— se sitúan las cinco fichas de trabajo de la sección B2”. Las dos primeras se refieren a cómo avanzar “hacia una conciencia compartida del significado y el contenido de la misión” y qué hacer “para que una Iglesia sinodal sea también una Iglesia misionera ‘totalmente ministerial’”.
Sobre la primera, el Cardenal Hollerich señaló que “a la misión de la Iglesia pertenece el compromiso por una ecología integral, la lucha por la justicia y la paz, la opción preferencial por los pobres y las periferias, y la voluntad de estar abiertos al encuentro con todos”.
De la segunda, solo adelantó que se escucharán algunos testimonios al respecto.
Sin embargo, sí quiso abundar en las tres siguientes, al entender que “una Asamblea como la nuestra debe tener mucho cuidado al tratarlas”.
Estas cuestiones se refieren a cómo dar “un mayor reconocimiento y promoción de la dignidad bautismal de las mujeres”, cómo ha de valorarse “el ministerio ordenado, en su relación con los ministerios bautismales” y “cómo renovar y promover el ministerio del obispo en una perspectiva sinodal misionera”.
Para el Relator general, “todos los temas del Instrumentum laboris nos conciernen de cerca y nos tocan. Pero estos tres lo hacen de una forma particular”, ya que “cada uno de nosotros es portador de un punto de vista que es esencial, pero para abordar los temas con eficacia, también estamos llamados a darnos cuenta de nuestra propia parcialidad”.
Respecto de la dignidad bautismal de las mujeres, subrayó el hecho de que “la mayoría de nosotros somos hombres”, y añadió: “Nunca leí en ninguna parte que el bautismo de las mujeres sea inferior al bautismo de los hombres”.
Sobre la cuestión del ministerio ordenado, también hizo notar que la mayoría de los presentes en el Aula Pablo VI, “además de ser hombres”, son “también ministros ordenados”.
A este respecto, compartió: “¿Cuál es la relación entre el ministerio ordenado y los otros ministerios bautismales? Todos conocemos la imagen del cuerpo que utiliza San Pablo. ¿Estamos dispuestos a aceptar que todas las partes del cuerpo son importantes?”.
En tercer lugar, en referencia a la reflexión propuesta sobre el ministerio episcopal, el cardenal preguntó sobre cómo debe “renovarse y promoverse para que se ejerciera de forma adecuada a una Iglesia sinodal”.
La respuesta sobre esta cuestión “tendrá un impacto directo en nuestra vida cotidiana, en la manera de gestionar nuestro tiempo, en las prioridades de nuestra agenda, en las expectativas del Pueblo de Dios hacia nosotros y en la manera de concebir nuestra misión”, explicó en referencia a los obispos.
Dificultades en los círculos menores
Antes de concluir, el Cardenal Hollerich señaló que los relatores habían dado cuenta de algunas dificultades surgidas en el desarrollo de los círculos menores.
Así ha sucedido durante su segunda fase, en la que se pedía “a cada persona que por un momento deje de lado su punto de vista, su propio pensamiento, para prestar atención a las resonancias que la escucha de los demás despierta en su interior”.
El cardenal aclaró que se trata “de una oportunidad para abrirse a algo nuevo, a algo en lo que tal vez nunca habíamos pensado de esa manera. Este es el don que el Espíritu tiene reservado para cada uno de nosotros”.
Además, recordó que en las congregaciones generales “las intervenciones libres deben expresar las resonancias con las intuiciones compartidas por los grupos”.
Por esta razón pidió que los relatores de los círculos menores “presenten los puntos de convergencia y divergencia, pero sobre todo las cuestiones a explorar y las propuestas de acciones concretas a realizar durante el próximo año”.