El Cardenal Cristóbal López Romero, Arzobispo de Rabat (Marruecos) y presidente de la Conferencia Episcopal Regional de los Obispos de África del Norte, denunció la violencia de la que son víctimas los migrantes en diversas partes de África cuando van rumbo a Europa, y señaló que sufren dramas como la “venta de esclavos”: “Hay niños, adolescentes que han sido vendidos hasta tres veces”.
Entrevistado por ACI Prensa el 2 de octubre, el Arzobispo de Rabat señaló: “Constatamos que cada vez hay más problemas psiquiátricos, porque las experiencias por las que atraviesan cruzando el desierto son tan traumáticas que no es de extrañar que un adolescente, un joven, incluso un adulto quede con secuelas”.
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“Estamos hablando de robos, violencias, violaciones y venta de esclavos”, indicó.
De acuerdo a la agencia turca Anadolu, hasta mediados de este año las autoridades marroquíes han reportado más de 25.000 intentos de migración irregular desde ese país hacia Europa. Con esto, sumarían alrededor de 366.000 los intentos de migración irregular en los últimos cinco años desde el país del norte de África.
Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística de España informó en agosto de 2023 que 21.500 inmigrantes marroquíes habían ingresado al país durante la primera mitad del año, aunque el estudio no precisa si lo hicieron o no en condición irregular.
De acuerdo al Missing Migrant Project (Proyecto Migrante Desaparecido) de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), “la región de Medio Oriente y África del Norte (MENA) es una importante región de origen, tránsito y destino para personas que atraviesan algunas de las rutas migratorias más mortíferas del mundo”.
El Cardenal López Romero, quien es también presidente de Cáritas Marruecos, explicó que para el trabajo solidario de la Iglesia se han “elegido tres tipos de personas”. El primer grupo, es el de “los enfermos”, a quienes intentan “acompañar con los cuidados necesarios, no sólo administrados directamente, sino a través del Sistema Público de Salud de Marruecos”.
Este país, resaltó, “ha puesto todas sus instalaciones sanitarias al servicio gratuito de los migrantes”.
El segundo grupo de atención prioritaria es el de “las mujeres embarazadas o con bebés”, mientras que el “tercero” está formado por “los menores de 18 años no acompañados o mal acompañados”.
“Hemos encontrado niños de 12 a 14 años que vienen solos y han atravesado el desierto con otros adultos. Y llegan a Marruecos y se quedan allí durante semanas, meses, años, porque no es fácil dar el paso hasta Europa”, explicó el purpurado.
El Arzobispo de Rabat destacó asimismo que a los migrantes que llegan a Marruecos se les ofrece una formación profesional y capacitación para que puedan conseguir un empleo al arribar a Europa. Además, los acogen, escuchan, orientan jurídicamente y les dan atención médica.
“Hay diversos servicios según la ciudad en la que se está. Por ejemplo, en Rabat no hay alojamiento, pero en Casablanca sí se acoge a los menores, sobre todo a aquellos en situación de enfermedad”, señaló.
El Cardenal López Romero resaltó igualmente que la Iglesia está en constante diálogo con organizaciones civiles europeas de ayuda humanitaria.
“Todo lo que hacemos en Marruecos está financiado a través de Cáritas en España, Italia, Francia, Alemania, y hay reuniones de personas que trabajan en este ámbito de la migración en el Mediterráneo Norte y el Mediterráneo Sur. Hay reencuentros periódicos, presenciales y virtuales para ponerse de acuerdo e intercambiar experiencias”.
Otra de las tareas que tienen consiste en concientizar a los gobiernos de los países desde donde salen migrantes para que realicen campañas informativas sobre lo que sufren sus conciudadanos cuando se lanzan a lo que se le conoce regionalmente como “la aventura”.
“Llegan a Marruecos muchas personas que no soñaban lo que iban a sufrir en la travesía del desierto, en el viaje hasta el norte de África. Incluso hemos descubierto jóvenes y niños que no sabían que había que atravesar un mar para llegar a Europa”, relató.
El purpurado fue tajante al asegurar que el fenómeno de la migración no es un problema en sí mismo: “Los problemas son la guerra, las persecuciones políticas, el hambre, las desigualdades económicas, la falta de trabajo. Los efectos son que las personas abandonan su país porque en él no encuentran las condiciones de vida dignas”, expresó.
Para buscar ese cambio, propuso que trabajen en transformar el sistema económico, de manera que los países en desarrollo puedan avanzar rápidamente hacia una situación que les permita ofrecer a todos sus ciudadanos una vida digna.
“Las personas que emigran forzosamente deberían ser un despertador de conciencias”, señaló. “Algo está funcionando mal en nuestro mundo para que se produzcan estas migraciones en todos los continentes”.