El Cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca Latino de Jerusalén, en nombre de todos los Ordinarios católicos de Tierra Santa, ha convocado a un día de oración, ayuno y abstinencia como un medio para buscar la paz y la reconciliación en la región.
“Pedimos que el martes 17 de octubre todos observen un día de ayuno, abstinencia y oración. Organícense momentos de oración con Adoración Eucarística y el rezo del Rosario a la Santísima Virgen”, indicó en un comunicado difundido este 11 de octubre.
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Aunque considera que en muchas partes de las diócesis las circunstancias podrían impedir la reunión de grandes asambleas, explica que “aún es posible organizar sencillos y sobrios momentos comunes de oración” en parroquias, comunidades religiosas y familias.
Según un informe publicado por las Naciones Unidas el 9 de octubre, hasta ahora han perdido la vida al menos 1.300 personas, entre israelíes y palestinos, y más de 5.000 han resultado heridas como consecuencia de un ataque lanzado desde la Franja de Gaza por parte del grupo terrorista palestino Hamás el fin de semana, seguido por una inmediata respuesta por parte de Israel.
Hasta este miércoles, al menos 200.000 de los 2,2 millones de residentes de Gaza han debido desplazarse “después de huir por miedo a perder la vida o porque sus hogares fueron destruidos por ataques aéreos”, informa la ONU.
El Patriarca Latino de Jerusalén expresó su consternación por la situación actual y destacó la necesidad de no permanecer impotentes frente a la espiral de violencia que amenaza con agravarse aún más.
“El dolor y la consternación por lo que está sucediendo es grande. El odio, que lamentablemente llevamos experimentando desde hace demasiado tiempo, aumentará aún más y la consiguiente espiral de violencia creará más destrucción. Todo parece hablar de muerte”, declaró el cardenal en su comunicado.
Sin embargo, el Patriarca reitera que “en este momento de dolor y consternación”, no quieren “permanecer impotentes”, y por lo tanto, la Iglesia siente “la necesidad de rezar, de volver el corazón a Dios Padre”.
“Sólo así podremos obtener la fuerza y la serenidad necesarias para soportar estos tiempos difíciles, recurriendo a Él, en oración e intercesión, para implorar y clamar a Dios en medio de esta angustia”, asegura.
“Esta es la manera en que todos nos unimos a pesar de todo y nos unimos colectivamente en oración, para entregarle a Dios Padre nuestra sed de paz, justicia y reconciliación”, añade.