La comunidad católica de la Arquidiócesis de Rosario (Argentina) celebró el 7 de octubre las fiestas patronales dedicadas a Nuestra Señora del Rosario. Los festejos se enmarcaron en el Año Mariano con el que la Arquidiócesis conmemora el 250º aniversario de la llegada de la imagen de la Virgen.
Las actividades comenzaron por la mañana con la tradicional ofrenda floral a la Virgen del Rosario por parte de las autoridades civiles, y luego el Arzobispo local, Mons. Eduardo Elíseo Martín, encabezó un momento de oración.
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Por la tarde, una multitudinaria procesión recorrió las calles de la ciudad llevando la imagen de la Virgen desde la catedral hasta el Patio Cívico del Monumento a la Bandera, donde el Nuncio Apostólico en Argentina, Mons. Miroslaw Adamczyk, presidió la Eucaristía, concelebrada por el Arzobispo de Rosario junto a sacerdotes del clero diocesano.
El Nuncio dedicó su homilía a destacar la figura de la Virgen: “María, sobre todo, es Madre de Dios, pero también es discípula de su Hijo Jesús. María es ejemplo de aquellos que quieren seguir a Jesucristo. La Virgen María es también nuestra protección e intercesión”.
Por otra parte, resaltó la importancia del rezo del Rosario: “El Rosario no es una oración más, nos ayuda a tratar a nuestra Madre con más confianza, con la sencillez de los niños pequeños que acuden a sus madres en todo momento”.
“Es una oración profunda, pero también tiene una forma muy sencilla, y aun siendo una poderosa y antigua oración cristiana, no siempre es lo suficientemente popular entre los fieles”, lamentó.
"Podemos decir que el Rosario es una oración simple, puede ser fastidioso y sin sentido repetir 50 veces la misma invocación de ‘Dios te salve María’, y que sería mejor hacer una profunda meditación, pero sabemos cuán eficaz es el Rosario, porque pedimos a María que ella rece por nosotros y con nosotros”.
“Si tenemos fe y recta intención, podremos hacer milagros en nuestra vida. El Rosario es una oración sencilla y poderosa”, aseguró.
Mons. Adamczyk concluyó su prédica rezando a la Virgen del Rosario para pedir por la paz, armonía y respeto en la ciudad que lleva su nombre.
Finalizada la Misa, los presentes pudieron disfrutar de una fiesta popular.