Mons. Charles Chaput, Arzobispo emérito de Filadelfia (Estados Unidos), ha escrito unas breves reflexiones dirigidas a los participantes del Sínodo de la Sinodalidad para indicarles que los problemas más difíciles para la Iglesia de hoy no tienen que ver con estructuras, sino sobre “qué es realmente un ser humano”.
El Prelado ha expresado estas palabras en la columna Letters from the Synod-2023, publicada el viernes en First Things. El Arzobispo fue consultado sobre qué les diría a los asistentes al evento eclesial que se desarrolla en Roma.
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En ese sentido, Mons. Chaput ha señalado a los 450 participantes que “los problemas más difíciles que enfrenta la Iglesia hoy no son cuestiones de estructura y proceso eclesiales. Están íntimamente ligados al Salmo 8 y a la pregunta de quién y qué es realmente un ser humano. ¿Tienen los humanos una naturaleza creada? ¿Son nuestros cuerpos simplemente los instrumentos desechables de nuestros apetitos y voluntad?”.
Y alerta que “una sinodalidad que ignorara estas cuestiones, que podría subordinar la fe cristiana a una ciencia social ambigua y a ‘cambios de paradigma’ que se alejan de la misión redentora y sobrenatural de la Iglesia, no puede servir a sus necesidades ni a las de su Señor”.
“Como mínimo, la sinodalidad nunca debe dividir más a sus fieles en un momento de confusión interna y graves presiones externas”, indica.
Fidelidad a Cristo
En sus reflexiones, el Prelado estadounidense también recuerda a los delegados que todo su trabajo debe centrarse en la “fidelidad a Jesucristo, a la Iglesia y al Santo Padre, en ese orden de prioridad”.
“La fidelidad a Jesucristo implica obediencia a su testimonio y Palabra. La fidelidad a la Iglesia implica un apoyo sincero a su enseñanza. La fidelidad al Santo Padre implica hablar la verdad con amor unos a otros y a él, en todas sus discusiones sinodales”, escribió Mons. Chaput, quien fue delegado sinodal en tres oportunidades.
“Para el cristiano —añade—, no puede haber un amor genuino que no esté basado en la verdad de la Palabra de Dios tal como está registrada en el Nuevo Testamento y preservada por la Iglesia a través del tiempo”.
En ese sentido, tras indicar que en cada sínodo no faltan las “presiones internas hacia fines a veces inútiles y predeterminados”, Mons. Chaput indica a los delegados que su tarea es “recordar que la Iglesia pertenece a Jesucristo” y que los fieles son hijos de la Iglesia, “no sus arquitectos”.
Así, en referencia al lema del evento eclesial, “Por una iglesia sinodal: comunión, participación y misión”, el Arzobispo emérito explica que “la ‘comunión’ no es una cuestión de opinión compartida sino de fidelidad compartida a la verdad recibida”.
“La ‘participación” es la tarea de someter nuestra propia voluntad a esa verdad. Y la ‘misión’ es la búsqueda de la Gran Encargo de nuestro Señor: no simplemente ser levadura en el mundo, por vital que sea, sino hacer discípulos de todas las naciones”.
En sus reflexiones, Mons. Chaput recuerda que la Iglesia llama a los fieles a arraigar su sentido de comunión en el Señor y no caer en el error del mundo, que excluye a Dios de cualquier relación.
Acomodarse al mundo, añade, “nunca ha funcionado para la Iglesia”, porque su misión es trabajar por la conversión. “Jesús fue crucificado precisamente porque no se conformó ni se acomodó, sino que dio testimonio de su Padre”, y cuando “acompañó a los discípulos en el camino a Emaús, los dirigió a las Escrituras y a la verdad…y sólo entonces lo reconocieron”.
“Que Dios les dé la sabiduría y el coraje para servirle fielmente con su trabajo en el Sínodo”, concluye Mons. Chaput.