La Librería Editorial Vaticana (LEV) publicó este viernes 6 de octubre el folleto Santos, no mundanos. Dios nos salva de la corrupción interior, que contiene dos reflexiones del Papa Francisco y que se ha entregado a los participantes en el Sínodo de la Sinodalidad.
La XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo fue convocada en el mes de octubre de 2021 bajo el lema “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión”. A la sesión que se viene desarrollando este mes de octubre en Roma han sido convocadas 365 personas, entre ellos obispos, religiosos, sacerdotes, diáconos y laicos. Por primera vez, quienes no son obispos —entre ellos 54 mujeres— tendrán derecho a voto.
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El folleto presenta un artículo de 1991, titulado “Corrupción y pecado”, que fue reeditado cuando el entonces Cardenal Jorge Mario Bergoglio era ya Arzobispo de Buenos Aires en el año 2005. La otra reflexión del Santo Padre es la carta que envió a los sacerdotes de la Diócesis de Roma en agosto de este año.
En la introducción, fechada el 30 de septiembre de 2023, el Papa Francisco afirma: “La fe cristiana es una lucha, una batalla interior para vencer la tentación de encerrarnos en nosotros mismos y dejarnos habitar por el amor de un Padre que desea nuestra felicidad. Es una lucha hermosa porque, cuando dejamos vencer al Señor, nuestro corazón exulta de plenitud y nuestra existencia se ilumina con un rayo de infinitud”.
“La lucha que combatimos como seguidores de Jesús es, ante todo, contra la mundanidad espiritual, que es paganismo disfrazado de ropaje eclesiástico. Aunque se camufle bajo una apariencia sagrada, es una actitud que acaba siendo idolátrica, porque no reconoce la presencia de Dios como Señor y liberador de nuestras vidas y de la historia del mundo. Mientras tanto, nos deja a merced de nuestros caprichos y antojos”, prosigue el Papa.
Por eso, “debemos dar la batalla. Pero la nuestra no es una lucha vana o sin esperanza, porque esa contienda ya tiene un vencedor: Jesús, el que con su muerte derrotó el poder del pecado. Y con su resurrección nos dio la posibilidad de convertirnos en personas nuevas”.
El Pontífice resalta asimismo que lo ha movido a ofrecer estos textos “la preocupación”, que siente ”como una fuerte llamada de Dios a toda la Iglesia, de permanecer vigilantes y luchar, con la fuerza de la oración, contra cualquier claudicación ante la mundanidad espiritual. Esta lucha tiene un nombre: se llama santidad”.
“Ofrezco al lector estos textos como una oportunidad para reflexionar sobre la propia vida y la de la Iglesia en la convicción de que Dios nos pide que estemos abiertos a su novedad, nos pide que estemos inquietos y nunca conformes, buscando y nunca instalados en opacidades complacientes, no atrincherados en falsas seguridades, sino en camino hacia la santidad”, concluye.