La Sala de Prensa de la Santa Sede dio a conocer hoy una carta dirigida por el Papa Juan Pablo II al Cardenal Renato Martino, presidente del Pontificio Consejo “Justicia y Paz”, en la que llama a los países más desarrollados a la solidaridad para poner fin a la crisis de la deuda de los países pobres.
La carta del Pontífice, enviada con motivo del seminario internacional “Pobreza y Globalización: Financiar el Desarrollo y los Objetivos de Desarrollo del Milenio” patrocinado por el dicasterio este viernes, asegura a los participantes su “apoyo en esta importante tarea”.
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“Las condiciones de pobreza extrema que afectan a muchos millones de personas –señala el Santo Padre- son motivo de gran preocupación para la comunidad internacional.”
“La Iglesia –agrega-, comprometida con una ‘opción preferencial por los pobres’, naturalmente comparte esta preocupación y apoya con decisión el objetivo del Milenio de reducir a la mitad, para el año 2015, el número de pobres. A través de numerosos organismos católicos de ayuda y desarrollo la Iglesia contribuye a la realización de estos objetivos, prosiguiendo la tarea de Cristo, que vino a traer la Buena Nueva a los pobres, a dar de comer a los hambrientos, a servir y no a ser servido”.
Juan Pablo II continúa en la carta señalando que “se ha hecho tanto para reducir la carga de la deuda que aflige a los países pobres, pero hay que hacer mucho más si queremos que las naciones en desarrollo escapen de los efectos paralizadores de la falta de inversiones y que los países desarrollados cumplan con su deber de solidaridad con sus hermanos y hermanas menos afortunados en otras zonas del mundo”.
“De breve a medio plazo, el compromiso de incrementar la ayuda extranjera parece ser el único camino viable y la Iglesia acoge de buen agrado la búsqueda de soluciones innovadoras, como el Servicio de Financiación Internacional”, señala el Papa.