Fray Nelson Medina, sacerdote dominico conocido por su vasto apostolado en redes sociales, ofrece tres razones y tres consejos para tener un altar u oratorio en casa.
Para comenzar, el también Doctor en Teología Fundamental explica que “un oratorio, como su nombre lo indica, es el lugar donde acostumbramos hacer nuestras oraciones. Es un espacio reservado para una parte muy importante de nuestra vida cristiana: así como tenemos lugares específicos para descansar o para comer, es una magnífica idea tener un lugar especial para orar”.
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En ese sentido, el presbítero colombiano compartió con ACI Prensa tres razones para tener un oratorio en casa:
1. Ayuda a crear un hábito de oración, porque es como un recordatorio permanente.
2. Ayuda a que tengamos las mejores disposiciones corporales y anímicas cuando vayamos a orar; y
3. Favorece que los niños se eduquen desde temprana edad en que la oración es una parte real y muy importante de la vida familiar.
Fray Nelson prosigue con tres consejos con el propósito de que oratorio sea un lugar adecuado para la oración:
1. No debe ser costoso y debe conectar con la vida familiar
“Un oratorio no debe ser algo costoso o lujoso, porque no estamos tratando de impresionar a nadie. Sí es importante, en cambio, que sea un sitio adecuado donde puedan acomodarse las personas que van a hacer la oración, sobre todo los miembros de la familia”, afirma el dominico.
“Y es importante que de alguna manera conecte con la vida familiar; por ejemplo, si los santos representados tienen un significado especial para los miembros de casa”, agrega.
2. No puede ser un depósito
Fray Nelson señala que se debe “evitar que el oratorio se convierta en una especie de ‘depósito’ donde van a parar todas imágenes religiosas que llegan a la casa. El criterio es más bien que sea un lugar que nos inspire por su belleza, sobriedad y recogimiento”.
3. Que no haya imágenes repetidas
El sacerdote recomienda también que “no haya imágenes repetidas; por ejemplo: cuatro imágenes de la Virgen María o tres crucifijos. Es buena idea que haya una buena imagen de cada santo; una imagen bella, de calidad, y que la disposición de las imágenes tenga un cierto orden”.
“Nuestra fe, que tiene su centro en el sacrificio de Cristo, debe mostrarse en que al centro está Cristo y todo [debe] mirar de algún modo hacia Él”, resalta.