El Papa Francisco recibió este lunes 2 de octubre en el Vaticano a las Misioneras del Sagrado Corazón que participan en su Capítulo General celebrado bajo el título “Del ego al eco”. El Pontífice invitó a las religiosas a “huir de la tristeza, que es la carcoma que arruina la vida personal y consagrada”.
Al inicio de su discurso, el Papa Francisco remarcó que el P. Jules Chevalier, fundador del Instituto, pensó en sus miembros “como misioneros comprometidos en dar a conocer el amor de Dios en el mundo para obtener de los hombres una respuesta de amor”.
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Desde esta perspectiva, el Santo Padre reflexionó sobre tres actitudes fundamentales de la identidad carismática y compromiso misionero de los presentes: “Conocer el Corazón de Jesús a través del Evangelio; profundizar en su mensaje en el compartir fraterno y anunciarlo a todos en la alegría de la misión”.
El Corazón de Jesús, según el Santo Padre, puede conocerse “contemplando su inmensa misericordia en el Evangelio”. Además, les invitó a meditar sobre el Evangelio y les pidió no tener “miedo al silencio”.
A continuación, afirmó que esta experiencia “debe pasar también por el enriquecimiento del compartir” a fin de convertirse en “luz para el camino”.
El Santo Padre destacó que se debe recobrar “el don del asombro que nace en el corazón cuando uno se encuentra con el Señor”.
En este sentido, instó a “poner siempre en la base de todo y ante todo el compartir fraterno” de su “encuentro con Cristo, en la Palabra, en los Sacramentos y en la vida”.
Según precisó el Santo Padre, es así como podrán “afrontar constructivamente incluso los problemas más acuciantes”.
Más tarde, remarcó que “los pobres, los emigrantes, las muchas miserias e injusticias que siguen renovándose en el mundo nos interpelan con urgencia”.
“Frente a ellos, no tengáis miedo de dejaros envolver por la compasión del Corazón de Cristo; como decía vuestro Fundador, permitidle amar a través de vosotros y manifestar su misericordia a través de vuestra bondad”.
Les animó además a hacerlo con valentía, “dejando que la irresistible ternura del Sagrado Corazón modele, modifique e incluso trastorne, si es necesario”, sus “planes y proyectos”.
También les pidió no tener miedo a la ternura y recordó, como en ocasiones anteriores, que “el estilo de Dios puede resumirse en tres palabras: cercanía, compasión y ternura”.
Reiteró que sin la oración “la cosas no funcionan” y les instó a “huir de la tristeza, que es la carcoma que arruina la vida personal y consagrada”.
“Esa tristeza que os abate, no la tristeza buena del arrepentimiento, que es otra cosa, pero esa tristeza cotidiana es una carcoma que arruina”, concluyó el Papa Francisco.