En un fallo que indignó a diversos grupos civiles, la Corte Europea de Derechos Humanos falló en contra de una madre franco-vietnamita que reclamó el reconocimiento de los derechos de su hijo no nacido, abortado por culpa de un médico que se equivocó de paciente.
El trágico caso ocurrió en 1991, cuando la ciudadana francesa de origen vietnamita Thi-Nho Vo acudió a un hospital de Lyons para un control médico de rutina en su sexto mes de embarazo. La mujer, que entonces todavía no hablaba francés, fue atendida por un médico que la confundió con una paciente del mismo apellido que solicitó ese día que le removieran un dispositivo intrauterino.
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El médico pinchó el útero de la mujer embarazada y perforó la bolsa de líquido amniótico. Unas semanas después, perdió a su hijo.
Thi-Nho Vo comenzó entonces una dura batalla en los tribunales franceses para que se procesara por homicidio involuntario al médico que causó la muerte de su hijo.
En 1996 el Tribunal de Apelación de Lyon condenó al médico a seis meses de prisión exentos de cumplimiento y a una multa de unos 1.500 euros.
Sin embargo, el Poder Judicial siempre se desistió a reconocer el derecho a la vida del no nacido.
Por eso, en diciembre de 1999 decidió acudir a la máxima instancia en derechos humanos de Europa. Insólitamente, trece años más tarde, este tribunal decidió hoy que no puede reconocer los derechos de un ser humano asesinado porque “no es persona”.
La decisión de la Corte, reunida en Estrasburgo, fue que no puede conceder todos los derechos humanos a un feto alegando que los gobiernos nacionales deben decidir por sí mismos en esta materia.
La sentencia del tribunal, compuesto por 17 miembros, sostiene que el tema de cuándo comienza el derecho a la vida “es una cuestión que debe ser decidida a nivel nacional porque no ha sido decidido en la mayoría de Estados” que han ratificado la Convención Europea en derechos humanos.
La corte sostuvo que a nivel europeo "no hay consenso en la naturaleza y status del embrión y/o feto”.
A pesar que hay bebés prematuros que han nacido con el mismo tiempo de gestación del hijo de Vo, en la decisión -que logró 14 votos a favor, dos en contra y la abstención del presidente- se sostiene que a la Corte le es imposible decidir que este no nacido es una persona.
¿A favor de las mujeres?
Como era de esperar, la decisión fue celebrada por grupos que dicen defender los derechos de las mujeres pero realmente solo están preocupados por mantener el aborto legal e irrestricto, como la Asociación de Planificación Familiar de Inglaterra.
La directora de la organización, Anne Weyman aplaudió la sentencia y aunque reconoció que “se trata de un trágico caso individual”, dijo estar satisfecha con la decisión del juez de rechazar el pedido de la madre.
Weyman y su grupo se aliaron con organizaciones feministas para saturar a la Corte con “advertencias” señalando que si los magistrados aceptaban el derecho a la vida de un feto, podían hacer del aborto un procedimiento ilegal en los 45 países que reconocen la jurisdicción del tribunal.
En otras palabras, para estos grupos feministas y abortistas es más necesario resguardar el acceso al aborto que proteger el derecho de las mujeres a ser madres y a que la vida de sus hijos sea protegida por el estado.