En apenas dos días, el Arzobispo de Bogotá (Colombia), Mons. Luis Rueda Aparicio, recibirá la púrpura cardenalicia. Un encargo que, asegura, asume “por pura misericordia de Dios y con gratitud, dispuesto a servirle al Señor, a la Iglesia y a la humanidad”.
ACI Prensa pudo conversar este jueves en Roma con Mons. Rueda, uno de los 21 elegidos por el Papa Francisco para ser creado cardenal en el consistorio del próximo sábado 30 de septiembre.
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Preguntado por los retos a los que se enfrenta la Iglesia, el futuro purpurado afirmó que la motivación permanente de ésta es “la evangelización”. Recuerda que la Iglesia “nació para evangelizar y para servir a la humanidad”.
Resaltó asimismo que en Colombia, concretamente, la evangelización “tiene un compromiso muy fuerte y muy profundo con todo lo que es la búsqueda de la reconciliación, de la justicia, de la paz y del respeto a la vida”.
“Porque hemos sufrido las heridas de un conflicto de siete décadas bastante agravado con todo el tema del narcotráfico que tiene América Latina”, aclaró.
El Arzobispo de Bogotá lamentó que en su país existe “una economía ilegal”, que es a su vez “una economía de muerte, que le ha hecho daño al país y que ha generado más violencia”, siendo el detonante “de muchos conflictos en las regiones y de muchas muertes”.
“Por lo tanto —remarcó—, el gran desafío es continuar lo que otros obispos, sacerdotes, laicos y catequistas han hecho, que es optar por los pobres, por la sociedad civil, por la vida y por la paz”.
Para Mons. Rueda, un pastor de la Iglesia “debe ser una persona muy humana, con los pies en la tierra y con el corazón abierto a Cristo Jesús, dejándose conducir y quitando todo orgullo y toda autosuficiencia”.
“Además de ser discípulos”, subraya que los pastores deben “aprender todos los días del Señor, dejándonos guiar por el Espíritu Santo, amando a la Santísima Virgen María, alimentándonos de la Palabra y de la Eucaristía y ser misioneros”.
Más tarde, aseguró que “cuando uno es discípulo y se queda sólo como discípulo, se encierra, pero si uno es discípulo misionero, entonces siente que todo ser humano, toda realidad humana nos pertenece, nos desafía y es una oportunidad para servir desde la Iglesia”.
Respecto al Sínodo de la Sinodalidad, que comienza el próximo 4 de octubre en Roma, el Arzobispo lo definió como “un bello momento, un magnífico momento, un kairós, un tiempo de salvación que puede generar algunos temores en algunos ambientes, pero yo digo: no debemos temer”.
“El Señor nos ha dicho ‘Yo estoy con ustedes todos los días’, y si esa promesa del Señor la asumimos como una realidad, como la fidelidad del Señor acompañándonos en la vida, Él acompañará”.
Mons. Rueda recordó también que el Espíritu Santo es el protagonista del Sínodo, algo que ha reiterado en varias ocasiones el Papa Francisco.
Por último, pidió que los laicos de todos los continentes, así como de América Latina, y “especialmente los que siguen a EWTN y ACI Prensa, oren para que el Espíritu Santo nos conduzca y para que nosotros seamos lo suficientemente sensibles, profundos y dispuestos a hacer la voluntad de Dios, dejándonos guiar por esa obra del Espíritu que nos sorprende siempre positivamente”.