El sacerdote jesuita alemán, P. Hans Zollner, experto en la lucha contra los abusos sexuales en la Iglesia, explica que el celibato no es una causa directa de este mal.
Celibato y homosexualidad
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En una entrevista concedida a Infovaticana el 26 de septiembre, el también psicólogo y Doctor en Teología precisa que “el celibato no es una causa directa de abuso, lo que puede convertirse en un factor de riesgo es un ministerio mal vivido y no aceptado plenamente”.
“Todos los informes científicos, incluidos los que han sido comisionados por instituciones no eclesiásticas, concluyen que el celibato en sí mismo no conduce al abuso. Por lo tanto, es equivocado decir que con la abolición del celibato ya no habría casos de abuso en la Iglesia católica”, subraya.
El también exmiembro de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores, a la que renunció en marzo de este año, indica que “el abuso sexual nace sobre todo de un abuso de poder del que alguien se aprovecha”. “Estos informes concluyen, y es lo que yo también sostengo, que sin una formación humana sólida ni una vida sana, integral y de trabajo en comunidad, la vida célibe puede llevar al abuso. Si el sacerdote no tiene un equilibrio humano, espiritual y de trabajo, el vacío interior y deseos no bien integrados pueden llevarlo a cometer un abuso”.
El sacerdote y director del Instituto de Antropología de la Universidad Gregoriana en Roma resalta que “los estudios científicos indican que no se puede considerar que haya una relación monocausal que explique la relación entre la homosexualidad y los abusos”.
“La persona humana es compleja y muchos factores influyen en su comportamiento. Además, muchos de los abusadores de niños varones no se identifican exclusivamente como homosexuales”, explica.
“El Informe John Jay de Estados Unidos de 2011 se refiere a ellos como ‘abusadores ocasionales’, es decir, abusaban de quienes tenían más cerca, que en aquel momento eran en su gran mayoría chicos. Pero las cifras de los últimos años muestran que desde que hay más niñas monaguillas y escuelas mixtas ha habido más abuso de chicas”, agrega.
En mayo de 2011, la Conferencia Episcopal de Estados Unidos presentó el estudio “Causas y contexto del abuso sexual de menores por parte de sacerdotes católicos, 1950-2010”, realizado por un equipo de investigadores del John Jay College of Criminal Justice de la Universidad de la Ciudad de Nueva York.
El informe precisa, entre otras cosas, que “no hubo una causa única del abuso, ni patrones de comportamiento previo al abuso que permitiera predecirlo. El reporte añade que factores situacionales así como oportunidades para el abuso jugaron un papel importante en el inicio y la continuación de actos abusivos”.
Perfil del abusador y formación en los seminarios
Sobre el perfil del abusador, el jesuita refiere que no existe uno solo “y puede haber muchos motivos diferentes que lleven a una persona a cometer un abuso. Podemos decir que existen patrones de conducta y psicológicos que se repiten en el perfil de los abusadores dentro de la Iglesia. Destacaría a cuatro: al abusador narcisista, al obsesivo, al inseguro y al verdadero pedófilo en el sentido de la definición psiquiátrica”.
Respecto a la formación en los seminarios, el sacerdote alemán destaca que esta “es clave. Es necesario que en esa etapa tan importante de sus vidas no sólo adquieran conocimientos, sino también competencias. Deben aprender todo lo necesario para llevar una vida sana a todos los niveles y desarrollar bien su futuro ministerio sacerdotal”.
Víctimas y abusadores
Sobre la repercusión del abuso en las víctimas, el P. Zollner comenta que “puede tener consecuencias muy graves sobre la fe de una persona. El abuso también puede ser de tipo espiritual y puede llevar a que la víctima se plantee su relación con Dios y con la Iglesia”.
“Creo que las víctimas y supervivientes deben rodearse de quienes las escuchen y las comprendan, personas que buscan justicia y que pueden ponerlas en contacto con profesionales de diferentes ámbitos que puedan ayudarlas”, recomienda.
Tras subrayar que es importante para las víctimas la compensación económica, el jesuita remarca que este “no es el deseo principal. Aquello que quieren muchos, o la gran mayoría de víctimas de abuso sexual y de otro tipo de abusos, es que los representantes de la Iglesia los escuchen. Quieren hablar y expresar lo que les sucedió, su rabia y ansiedad”.
En cuanto a los abusadores, el experto afirma que deben ser juzgados en el fuero civil y eclesiástico y, “como ha dicho el Papa Francisco en algunas instancias, no deberían volver a su ministerio ni a tener contacto con menores”.
“En cualquier caso, se les debe ayudar a encontrar un modo de vida significativo que no ponga en peligro a los demás. Deben ser supervisados, incluyendo evaluación psicológica, terapia y acompañamiento espiritual”, continúa.
El P. Zollner destaca asimismo: “La Iglesia debe tener la voluntad de hacer lo necesario para garantizar que los autores de abuso y sus encubridores sean castigados de forma justa y de manera que se eviten nuevos abusos en el futuro”.
Luego de comentar que el instituto que dirige ofrece diversos programas para la formación en estos temas, el sacerdote alemán refiere finalmente que algunos casos emblemáticos de jesuitas como los de Barcelona y Bolivia o el exjesuita Marko Rupnik “han tenido un impacto sobre la Compañía de Jesús y sobre la credibilidad de la Orden, como sucede en cualquier caso de abuso. Lo noté ya en 2010 cuando surgió la primera noticia en Alemania en un colegio de jesuitas de Berlín y dio lugar al gran aluvión de noticias sobre los abusos”.