Antes de partir en peregrinación a Polonia a principios de este mes, el P. Michael Niemczak quiso solicitar intenciones de oración para llevarlas consigo. El sacerdote estadounidense de raíces polacas iba a asistir el 10 de septiembre a la beatificación de los Ulma, la primera vez que una familia entera avanza junta hacia la santidad.
Así que el P. Niemczak creó un sencillo formulario de Google en el que cualquiera, sin importar su procedencia, podía enviar una intención de oración para llevarla consigo a Polonia. Al final, acabó consiguiendo más de lo que esperaba.
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Gracias en parte a la publicidad proporcionada por una nota de Catholic News Agency (CNA), agencia en inglés de EWTN News, el sacerdote se encontró con 1.137 peticiones enviadas por católicos de todo el mundo.
Él es presbítero de la Arquidiócesis de Santa Fe, en Nuevo México, y coordinador de la formación propedéutica (etapa de introducción y discernimiento) en el seminario Mount Angel de Oregón. Además, es pariente de la familia Ulma, porque su bisabuelo, Jan Niemczak, era primo de Wiktoria, la matriarca.
Los nazis ejecutaron brutalmente a la familia de Wiktoria, quien era muy católica; a su marido, Józef; y a sus siete hijos en 1944 por esconder a ocho judíos en su casa a las afueras del pueblo de Markowa, en el sureste de Polonia.
A la Misa de beatificación de esta familia, que se llevó a cabo justamente en la localidad donde vivieron, asistieron unas 30.000 personas. En la Iglesia Católica, la beatificación es un paso previo a la canonización.
El sacerdote señaló que era evidente que toda Polonia estaba entusiasmada. Incluso antes de llegar a Markowa, vio enormes carteles anunciando la beatificación en grandes ciudades como Cracovia.
Todo un país parecía estar de celebración, indicó, "todo porque una familia eligió vivir su vida cristiana en lo que estoy seguro que a ellos les resultó algo cotidiano".
El P. Niemczak expresó que le preocupaba no haber tenido el tiempo para rezar individualmente por cada intención que recibía. Pero Dios le dio una solución.
A primera hora de la mañana de la Misa de beatificación —alrededor de las 5 a.m.— tomó un autobús con otros peregrinos hasta el lugar de la celebración. Su elección de subir al autobús temprano hizo que el sacerdote tuviera varias horas para "ofrecer todas y cada una de las intenciones ante el altar".
Muchas de las peticiones, dijo, pertenecían a católicos que pedían que sus seres queridos volvieran a practicar la fe. El P. Niemczak indicó que también rezó fervientemente por los seminaristas a los que les enseña en su país.
Entre los nueve miembros de la familia Ulma asesinados se encontraba el séptimo hijo de Józef y Wiktoria, al que no se le puso nombre antes de la matanza nazi. El Vaticano confirmó que Wiktoria tuvo un parto prematuro cuando fue asesinada y que el bebé nació en el momento de su muerte.
El Dicasterio para las Causas de los Santos del Vaticano aclaró el 5 de septiembre que el niño era un recién nacido, añadiendo que recibió un "bautismo de sangre" y que, por tanto, fue incluido entre los mártires.
El P. Niemczak expresó que le conmovía que la fiesta elegida para la familia, el 7 de julio, fuera el día del aniversario de bodas de Józef y Wiktoria, el "cumpleaños de la familia". La beatificación de los Ulma es un "gran testimonio de la unidad de una familia... de que una familia es más grande que la suma de sus partes".
El presbítero contó previamente a CNA que, mientras discernía su vocación al sacerdocio cuando era joven, las historias que escuchó sobre los Ulma "marcaron el tono" para el tipo de fe que quería vivir, y se encontró deseando asumir su vocación sacerdotal "tan heroicamente como ellos vivieron" su vocación de padres.
"Es fácil leer estas historias y pensar que las figuras que aparecen en ellas son muy distantes en el tiempo y en el espacio... Pensar, ¡caramba!, deben de haber sido como personas sobrehumanas. Yo no podría hacer eso. Pero cuando escuchas que son tus familiares, hay algo sorprendente en ello", enfatizó.
"Darse cuenta de que en cada familia hay santos, en cada familia hay pecadores, cada corazón es capaz de una gran santidad y de una gran maldad. Y por eso me llamó la atención pensar que, en sólo un par de generaciones, había figuras santas tan cerca de mi árbol genealógico", añadió.
El viaje del P. Niemczak incluyó paradas en lugares santos de Cracovia, como el santuario de Nuestra Señora de Częstochowa, el santuario de la Divina Misericordia y varios días en casa de familiares, además de la Misa de beatificación.
También visitó la tumba del Beato Jerzy Popiełuszko, sacerdote polaco martirizado por los comunistas en 1984. Manifestó que era significativo para él celebrar a estas figuras —Popiełuszko y los Ulma, quienes "se enfrentaron a regímenes opresivos, fortalecidos por la fe católica y su amor por los demás". "Mayor inspiración para vivir mi vocación", puntualizó.
Esta noticia fue publicada originalmente en CNA y traducida y adaptada por el equipo de ACI Prensa.