Mariaserena, una joven italiana que ayuda a migrantes actualmente en Grecia, compartió frente al Papa Francisco un mensaje sobre los trabajos de los “Encuentros del Mediterráneo” realizados en Marsella en los últimos días, y denunció que este mar, que baña las costas de diversos países de Europa, África y Asia, “ya no es sólo un cementerio, es un verdadero escenario de crímenes contra la humanidad”.
Los “Encuentros del Mediterráneo” son una iniciativa de la Arquidiócesis de Marsella, que comenzó el 18 de septiembre y se extenderá hasta el 24, y que reúne a unos sesenta obispos y unos sesenta jóvenes de diócesis africanas, europeas y asiáticas, a cuyas orillas llega el Mar Mediterráneo. El evento apunta a trabajar por “nuevos caminos de paz y de reconciliación” en la región.
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Mariaserena señaló que “desde hace dos años vivo en Grecia, con la Comunidad Papa Juan XXIII, primero en Lesbos y ahora en Atenas”. En esta última ciudad, indicó, “vivo en una casa de acogida: una familia que ha decidido acoger bajo su propio techo y compartir la vida con quienes están en más dificultades”.
“En particular, ahora vivimos con personas inmigrantes. No somos profesionales (no somos médicos, ni psicólogos ni nada más) así que lo que podemos hacer es simplemente ofrecer al otro lo que somos, con todas nuestras limitaciones. Pero quizás esta sea precisamente la clave: tratarnos verdaderamente como hermanos”.
La joven destacó que “estando con los pobres, nos damos cuenta de que nosotros también lo somos. Todos tenemos pobreza y todos necesitamos de los demás”.
“Necesitamos compartir quiénes somos, sin grandes discursos ni necesariamente tener cualificaciones o habilidades particulares, simplemente acogiéndonos unos a otros”, resaltó.
Tras recordar que durante su viaje apostólico a Lesbos en diciembre de 2021, el Papa Francisco aseguró que “cuando se rechaza a los pobres, se rechaza la paz", Mariaserena aseguró que “cuando rechazamos a los demás, cuando cerramos puertas, construimos muros y barreras, cerramos las puertas no sólo a nuestros hermanos, sino también al Espíritu, a Dios”.
En estos días de los “Encuentros del Mediterráneo”, aseguró, se vio “un pequeño milagro”: “en apenas unos días, además de trabajar y desarrollar propuestas, se construyó la fraternidad. ¡Una hermandad que toca las cinco orillas del Mediterráneo!”.