Mons. Alfredo de la Cruz, Obispo de San Francisco de Macorís (República Dominicana), que estará en el Sínodo de la Sinodalidad en octubre en el Vaticano, aseguró que en el evento se debe tratar sobre el celibato obligatorio, el diaconado y el ministerio sacerdotal para las mujeres, entre otros temas.
Así lo indicó el Prelado en el evento virtual titulado “Conversatorio Sínodo Internacional de la Iglesia. ¿Cambiará algo en la Iglesia?”, organizado por la Academia de Líderes Católicos y realizado este lunes 18 de septiembre.
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En el evento también participaron el Cardenal Seán O’Malley, Arzobispo de Boston (Estados Unidos) y presidente de la Pontificia Comisión para la Protección de los Menores; Mons. Luis Cabrera, Arzobispo de Guayaquil (Ecuador), y la laica española Eva Fernández, coordinadora del Foro Internacional de Acción Católica.
“Creo que el Sínodo tiene grandes posibilidades. Claro, mucho dependerá de nosotros, los miembros de la Iglesia, si estamos dispuestos a trabajar con este tema y dejar que el Espíritu Santo nos guíe”, comentó en su participación el Cardenal O’Malley.
Ante la preocupación de muchos fieles que creen que el Sínodo va cambiar la doctrina de la Iglesia o que va a minar la profesión de fe, el Arzobispo consideró que “la idea del Santo Padre es ayudarnos a vivir ese principio tan bello que recibimos de San Agustín: La unidad en lo esencial, la libertad en lo accidental y la caridad en todo”.
“Creo que el Santo Padre quiere que nosotros usemos como paradigma para la Iglesia la vida de la Iglesia primitiva, que encontramos en los Hechos de los Apóstoles. Allí es donde vemos una Iglesia que tenía que enfrentar muchas crisis muy serias como la traición de Judas, la diferencia entre los grupos étnicos y el debate teológico de cómo recibir a gentiles en la Iglesia”, continuó el Purpurado.
En ese sentido, el Cardenal O’Malley destacó que “la forma de superar esas divisiones y esos desafíos era la oración, el diálogo y el Espíritu Santo”.
En su participación, Mons. Cabrera se refirió al tema de las ideologías y dijo que estas son visiones parciales de la realidad y cada una “pretende a veces declararse como la única forma y ahí caemos en un problema serio”.
“¿Cómo romper eso? Para nosotros el primer referente es la Palabra de Dios. En estos dos mil años tenemos un magisterio y una doctrina, que son muy poco conocidos”, agregó y precisó que “la ideología está ahí, pero si analizamos desde la palabra, desde el magisterio, podemos superarla”.
A su turno, Eva Fernández resaltó la necesidad de los fieles de la formación: “una formación integral para toda la vida que nos ayude a vivir con coherencia nuestra fe en medio del mundo, y sobre todo en esa gran desconocida –que aquí la academia nos ayuda mucho – que es la Doctrina Social de la Iglesia”.
En su intervención y al ser preguntado sobre lo que podría cambiar en la doctrina católica, Mons. De la Cruz precisó: “Debemos primero alejarnos de todo lo que significa fundamentalismo, de creer que la doctrina no se puede tocar. Esa sería la primera tentación que tendríamos, el creer que la doctrina no se puede tocar. Ella está ahí para reflexionar, para ver”.
Sobre los temas que el Sínodo debería tocar, “a la luz de la Palabra”, están, “sin duda alguna, el protagonismo de las mujeres. La Iglesia no puede estar a espaldas de todo este movimiento, de este crecimiento, de estas conquistas de las mujeres. Me voy más concreto. Por ejemplo, el caso del diaconado, tenemos que tocar el ministerio sacerdotal”.
La Comisión para el Estudio del Diaconado Femenino fue instaurada por primera vez por el Papa Francisco en agosto de 2016. En mayo de 2019, el Santo Padre indicó que no temía estudiar más el tema, “pero hasta este momento no va". En abril de 2020, el Pontífice estableció una nueva Comisión para revisar el tema.
De otro lado, San Juan Pablo II escribió en 1994 la carta apostólica Ordinatio sacerdotalis, que define que el sacerdocio ministerial está reservado sólo a los hombres y que la Iglesia no tiene potestad de cambiar esto.
"Sobre la ordenación de mujeres en la Iglesia Católica, la última palabra clara fue pronunciada por San Juan Pablo II, y esta permanece", señaló el Papa Francisco en la rueda de prensa durante el viaje de retorno de Suecia a Roma, en noviembre de 2016.
Mons. De la Cruz también señaló en su participación en el conversatorio de hoy: “Tendríamos que tocar celibato obligatorio, tendremos que tocar la Comunión a todos los que participan en la Eucaristía como fiesta del Señor y como comunidad de fe, porque decimos que la Eucaristía es el lugar de encuentro de todos los hermanos. ‘Ah, yo me encuentro con mi hermano, pero a un grupo no le doy de comer’ y lo dejo hambriento”, añadió.
El canon 277 del Código de Derecho Canónico establece: “Los clérigos están obligados a observar una continencia perfecta y perpetua por el Reino de los cielos y, por tanto, quedan sujetos a guardar el celibato, que es un don peculiar de Dios mediante el cual los ministros sagrados pueden unirse más fácilmente a Cristo con un corazón entero y dedicarse con mayor libertad al servicio de Dios y de los hombres”.
Respecto a los límites para los temas que mencionó, el Obispo dominicano comentó que “el Papa es muy sabio en a veces dejar ese tiempo para reflexionar. Hay cosas que necesitan tiempo… Cuando muchas veces hablamos que la doctrina no se puede tocar, el Papa ha señalado la tentación del ‘indietrismo’. Más bien no se van a la doctrina como tal, sino a las formas en cómo nosotros expresamos y vivimos la fe”.
“Y Dios nos habló de manera concreta a través de Jesús en un tiempo. Él asumió verdades que en su tiempo eran difíciles de tocar, sin embargo Él se atrevió. Yo creo que tenemos que tener esa fuerza de Jesús, ese atrevimiento, esa capacidad de atrevernos a plantear cosas que no se han planteado”, resaltó el Prelado.
El Obispo de San Francisco de Macorís destacó también la importancia de la doctrina para buscar la verdad y comentó que “cuando buscamos esa verdad sobre Dios no puede ser algo no dinámico, tiene que ser en movimiento”.
Teología de la liberación y los pobres
En un segundo momento, Mons. de la Cruz comentó que “el Sínodo viene a ser esa luz que nos está despertando, manteniéndonos alerta frente a todas las problemáticas. En el caso de lo social tiene que ver, sobre todo en América Latina, por el auge de la teología de la liberación que fue atacada fuertemente. Entonces aquellos sacerdotes que estaban involucrados en la vida social, se vieron perseguidos y se vieron rechazados”.
“En América Latina, para nadie es un secreto que toda esta tensión que se vivió alrededor de la teología de la liberación provocó esa quietud que tenemos hoy en día de la preocupación por lo social”, agregó.
Por otro lado, continuó, “el mensaje neoliberal, de que a los pobres no se les puede ayudar, de que a los pobres hay que darles el anzuelo para que pesquen, eso también caló en la Iglesia de manera negativa y esto también ha llevado a esa cierta quietud de no preocupación en lo social”. “El Sínodo está animándonos a mirar de nuevo hacia los más pobres”, concluyó.
La teología de la liberación, surgida durante la segunda mitad del siglo XX, presenta un análisis de la realidad social desde el materialismo histórico. Muchos de sus postulados fueron criticados, durante el pontificado de San Juan Pablo II, por el entonces prefecto para la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Joseph Ratzinger, quien luego se convertiría en el Papa Benedicto XVI.
Varios de sus principales ideólogos abandonaron la Iglesia o sostuvieron ideas contrarias al Magisterio. Algunos incluso llegaron a convertirse en guerrilleros, como el sacerdote colombiano P. Camilo Torres.
En mayo de 2022, el Papa Francisco dirigió un mensaje a la Pontificia Comisión para América Latina, en el que aseguró que al inicio de la teología de la liberación "se jugaba mucho con el análisis marxista" y no tenían "ni la menor idea" de la realidad latinoamericana.