El Obispo de Cleveland (Estados Unidos), Mons. Edward C. Malesic, estableció una política “auténticamente católica” para tratar los temas de sexualidad y género en su diócesis.
“En respuesta a las tendencias sociales y a pedido de los líderes de la iglesia y las escuelas, la Diócesis Católica de Cleveland ha tomado la orientación y la práctica existentes en cuestiones de sexo y sexualidad y las ha convertido en una política formal”, explica una nota de la diócesis publicada en su sitio web.
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“Dado que las cuestiones de sexo, sexualidad e identidad de género se han vuelto cada vez más frecuentes en nuestra sociedad, tenemos la esperanza de que la política ayude a garantizar que estos asuntos se aborden de manera consistente y auténticamente católica en todas nuestras instituciones diocesanas y escuelas católicas diocesanas, y que aquellos a quienes servimos tengan una comprensión clara de las expectativas y adaptaciones relacionadas con estos asuntos”, agrega el texto.
La ideología de género –cada vez más extendida en el mundo– es una corriente que considera que el sexo biológico no es determinante para la persona, sino que ella puede definir su orientación e identidad sexual de acuerdo a sus preferencias e incluso en contra de su naturaleza.
Una carta del Obispo
En una carta dirigida a sus fieles, en la que comparte algunos argumentos que sostienen la nueva política que ha establecido, el Obispo de Cleveland recuerda que “desde un inicio, Dios creó al hombre y la mujer para ser complementarios uno al otro, para vivir en relación unos con otros. Entonces, el sexo biológico que se nos ha dado es esencial en su plan divino”.
“En tiempos de cuestionamientos y confusión, tenemos que acompañar a nuestros hermanos y hermanas en Cristo con compasión, misericordia y dignidad, para que podamos ayudarlos amorosamente a navegar en la confusión y llegar a la verdad”, prosigue.
“La persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, merece el máximo respeto, ya que la dignidad de cada persona es inherente e inviolable. Mantengamos este principio fundamental en el corazón, mientras desarrollamos nuestros distintos ministerios. Que Dios los bendiga y también a quienes aman”, concluye.
La política
Las medidas aprobadas por el Obispo de Cleveland, que rigen desde el 1 de septiembre de este año, se aplican a todas las instituciones de la diócesis, es decir a las oficinas, parroquias, colegios parroquiales y escuelas diocesanas.
“Al dirigirse a una persona sólo se usarán los pronombres que reflejen con precisión el sexo biológico dado por Dios a esa persona. Ninguna persona puede establecer un ‘pronombre preferido’ al hablar o escribir y ninguna institución debe permitir tal designación”.
Esta medida responde a la tendencia, cada vez más difundida, de las personas para señalar los pronombres con los que quiere que se refieran a ellas, aunque no correspondan con su sexo.
Otra medida precisa: “Al utilizar los baños o instalaciones de una institución, todas las personas deben usar los baños u otras instalaciones que correspondan a su sexo biológico dado por Dios”. “Si se solicitase, se puede hacer adaptaciones, de acuerdo a lo dispuesto por los líderes de una institución, para ofrecer baños de un solo usuario”, precisa.
En el caso de bailes o fiestas en escuelas o parroquias ninguna persona podrá asistir “con una pareja del mismo sexo biológico dado por Dios ni puede expresar y/o mostrar, públicamente, atracción sexual o interés romántico en personas del mismo sexo en tal evento”.
Tras señalar que los registros de los archivos personales y la vestimenta deben estar “de acuerdo al sexo biológico dado por Dios”, la política resalta: “Ninguna persona puede defender o celebrar públicamente la orientación sexual o la identidad de maneras que sean contrarias a la enseñanza de la Iglesia Católica y que puedan generar turbación, confusión o escándalo”. Esto incluye, por ejemplo, la prohibición de símbolos o banderas arcoíris del “Orgullo LGBTQ” (Lesbianas, gays, bisexuales, trans y queer).
“Ninguna persona puede someterse a la llamada transición social, cirugías o tratamientos médicos que buscan la ‘transición’ de una persona a un sexo o género inconsistente con su sexo biológico dado por Dios”, incluyendo también tratamientos hormonales, refiere el texto.