El suicidio de un sacerdote, que tenía 40 años y 10 de ordenado presbítero, ha conmocionado a los fieles católicos en el estado de Madhya Pradesh, en la región central de la India.
El P. Anil Francis, era responsable de la Academia Santa Alfonsa, una escuela primaria del pueblo de Garhakota. El 14 de septiembre fue encontrado ahorcado en un árbol en las afueras de Sagar, adonde había llegado para participar de un retiro del clero.
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“No sabemos qué hizo que tomara esa decisión extrema. Aún estamos en shock”, declaró a UCA News el Obispo de Sagar, Mons. James Athikalam.
“Respetaremos su deseo”, agregó el Prelado y precisó que el cuerpo será entregado a su familia, para que el fallecido sacerdote sea cremado y no enterrado, como lo pidió en una nota que dejó.
Según informa Asia News, el vocero de la Diócesis de Sagar, P. Sabu Puthenpurackal, dio a conocer una declaración en la que señala que “la policía está investigando el caso y la diócesis coopera plenamente". "El padre Anil Francis estaba bajo tensión y presión debido a una denuncia presentada contra él por un post que había compartido en las redes sociales sobre la violencia en Manipur", añade.
Asia News precisa que la publicación la hizo el sacerdote como protestar por la inacción del gobierno ante los enfrentamientos en la región noreste de la India, que suele tener como víctimas a los cristianos.
“Estamos extremadamente tristes y apenados por la muerte del P. Anil Francis, que era conocido por su compromiso con las obras que se le habían confiado y su dedicación a los valores que predicaba”, concluye la nota de la Diócesis de Sagar.
La violencia en Manipur
La agencia vaticana Fides refiere que, desde hace algunos meses existe un conflicto étnico, que se ha agudizado por el elemento religioso, en el estado de Manipur.
El 8 de septiembre hubo un enfrentamiento en el pueblo de Pallel, donde dos personas fallecieron y otras 40 quedaron heridas.
Hace unos meses, el Tribunal Superior de Manipur ordenó incluir a la comunidad meitei, un grupo no tribal y de mayoría hindú, en la lista de “tribus reconocidas” constitucionalmente, lo que suscitó en mayo las protestas de las comunidades kuki y naga, grupos que sí son considerados tribales y que son en su mayoría cristianas.
Como consecuencia de la violencia, ahora hay unos 70 mil desplazados y más de 200 fallecidos en esa región.
Los enfrentamientos suscitaron el toque de queda, decretado por las autoridades locales, y han dejado más de 3.700 propiedades dañadas. De estas, más de 200 son iglesias o capillas, como informó Mons. Dominic Lumon, Arzobispo de Imphal. Este hecho ha agudizado aún más la polarización.