En el contexto de la audiencia a un grupo de 200 fieles de Corea del Sur en el Vaticano, el Papa Francisco dirigió hoy su pensamiento hacia la península de Corea "siempre en mis pensamientos y en mis oraciones” y expresó "un sueño", el sueño de la paz en la región, ubicada en Asia Oriental, dividida en dos estados: Corea del Norte y Corea del Sur.
"Una profecía (de paz) para la península coreana y para el mundo entero” que "no se construye con la fuerza violenta de las armas, sino con la fuerza suave de la proximidad”, aseguró el Pontífice, quien recordó hoy la figura de San Andrés Kim Taegon, martirizado en 1846.
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Los fieles coreanos viajaron a Roma y fueron recibidos en audiencia por el Papa Francisco, este sábado, 16 de septiembre, con motivo de la bendición e instalación de la estatua del primer sacerdote católico coreano mártir instalada en una hornacina en el exterior de la Basílica de San Pedro en el Vaticano.
El Santo Padre indicó la figura del sacerdote mártir como ejemplo a seguir por la Iglesia de Corea del Sur, a la que encomendó a los jóvenes con vistas a la Jornada Mundial de la Juventud de Seúl 2027 para que cuide de ellos.
"A pesar de su maravillosa historia de fe y de la gran labor pastoral que llevan a cabo con entusiasmo, muchos jóvenes, también los suyos, se dejan seducir por los falsos mitos de la eficiencia y del consumismo, y fascinar por la ilusión del hedonismo", anotó el Papa Francisco.
“El corazón de los jóvenes busca otra cosa, está hecho para horizontes mucho más amplios: cuídenlos, búsquenlos, acérquense a ellos, escúchenlos, anúncienles la belleza del Evangelio para que, interiormente libres, se conviertan en testigos gozosos de la verdad y de la fraternidad”, expresó el Pontífice.
Además, el Obispo de Roma dijo que San Andrés Kim es un ejemplo de "una Iglesia que sale de sí misma para esparcir con alegría la semilla del Evangelio, incluso a través de una vida dedicada a los demás, en paz y con amor”.
“Cuando pienso —sostuvo el Santo Padre— en la intensa vida de este gran santo, me vienen al corazón las palabras de Jesús: 'Si el grano de trigo, caído en tierra, no muere, queda sólo; pero si muere, da mucho fruto'. Son palabras que nos ayudan a leer con inteligencia espiritual la hermosa historia de su fe, de la que San Andrés Kim es una preciosa semilla”.
El Pontífice recordó que el primer sacerdote mártir de Corea, “fue asesinado muy joven, poco después de ser ordenado”. Entonces, compartió su recuerdo de la oración que realizó en el Santuario de Solmoe, en la casa donde nació y pasó su infancia San Andrés Kim: "Allí recé en silencio, de modo especial por Corea y por los jóvenes”.
Este anuncio del Evangelio, llevado a cabo con tan "gran ardor", es uno de los testimonios más hermosos de San Andrés Kim, explicó el Papa Francisco. Un anuncio constante realizado "con nobleza de espíritu, sin acobardarse ante los peligros y a pesar de muchos sufrimientos", como el de ver martirizados a su abuelo y a su padre y a su madre obligada a vivir en extrema pobreza
“Observándolo, ¿cómo no sentirnos exhortados a cultivar en nuestros corazones el celo apostólico, a ser signo de una Iglesia que sale de sí misma para sembrar con alegría la semilla del Evangelio, también a través de una vida gastada por los demás, en paz y con amor?", preguntó el Pontífice.
Más tarde, el Papa Francisco pidió que los sacerdotes fueran enviados en misión, dada la abundancia de vocaciones en Corea. “Tengo la experiencia de haberlos visto en Argentina y hacen tanto bien sus misioneros, mándenlos afuera, que los sacerdotes sean los que se necesitan, los demás que vayan como misioneros”, afirmó el Pontífice.
Asimismo, recordó que "el Evangelio no divide, sino que une; impulsa a encarnarse y acercarse a su propia cultura, a su propia historia, con humildad y espíritu de servicio, sin crear nunca contrastes, sino construyendo siempre la comunión".