El sacerdote jesuita Anthony Corcoran, Administrador Apostólico de Kirguistán, conversó con la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN, por sus siglas en inglés) sobre el reciente viaje del Papa Francisco a Mongolia.
“La presencia del Papa está marcada por el consuelo, y el verdadero consuelo no viene de un ser humano; el consuelo que perdura, que da vida y aliento, proviene de una sola fuente”, que es el Evangelio, afirmó el P. Corcoran el 11 de septiembre.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Al sacerdote jesuita le impresionó mucho la interacción del Sucesor de Pedro con el pueblo mongol, verlo “lleno de vida” cuando estaba con la gente y viceversa. Manifestó que es algo que sobrepasa el entendimiento humano y que le resultaba “enormemente conmovedor”.
El P. Corcoran, líder de la Iglesia Católica en Kirguistán, estuvo presente en Ulán Bator, la capital de Mongolia, durante la estadía del Pontífice. Hasta 2022, la comunidad católica en el país asiático en el que sirve se contaba en aproximadamente 506 personas, que representan el 0,00001% de la población total de 5.550.200 habitantes.
“Mi impresión ha sido de alegría por el nivel y la profundidad del intercambio que ha tenido lugar aquí. Una compartición por parte del Santo Padre, ciertamente, pero también un compartir entre las personas que han venido como peregrinos, entre los obispos y la gente, entre personas de diferentes nacionalidades”, señaló a ACN. Y agregó: “¡Ha sido un auténtico encuentro católico! Aunque cabía esperar que así fuera, lo cierto es que, cuando lo vives, resulta impresionante”.
Para el P. Corcoran, que viajó solo a Mongolia, la Iglesia “es comunidad”, y subrayó la importancia de que el Papa destacara la conexión entre una Iglesia tan pequeña como la mongola con el resto de la Iglesia universal. En ese sentido, afirmó que la Iglesia en Mongolia y en Kirguistán son muy pequeñas, pero que el viaje apostólico demostró “la grandeza que Dios infunde a través de la pequeñez”, y que no hay que prestar atención únicamente “al pequeño número, al limitado éxito o a la aparente irrelevancia”.
Propuso como ejemplo de esta realidad a la Santísima Virgen, cuya pequeñez “es mayor que los Cielos”, y no debe verse como una limitación, sino como una oportunidad y un recurso. “Eso es algo que ciertamente podemos sentir en Kirguistán”, manifestó.
El Administrador Apostólico encuentra consuelo en este pensamiento, que tratará de transmitir a su minúsculo rebaño. “Dios nos cuida a través de su Iglesia, y su Iglesia nos cuida a través de su presencia, incluso en lugares donde es pequeña”, señaló.
Al ser consultado sobre las palabras del Cardenal Giorgio Marengo, Prefecto Apostólico en Ulán Bator, quien señaló que el Papa llegaba para “susurrar el Evangelio”, el P. Corcoran considera que, para que ello sea posible, hay que estar cerca de las personas y gozar de su confianza. “Debes ser claro en lo que dices; creo que eso es la inculturación o, como diríamos nosotros, la encarnación de la Iglesia”, expresó.
Asimismo, con respecto al pasado político comunista y ateo de Kirguistán, hizo notar que “la providencia de Dios siempre triunfa” y que la Iglesia, a través de la persecución, “recibió nueva vida”.
También recordó las palabras del Papa Francisco en Mongolia, cuando afirmó que “la alegría del Evangelio es la fuente por la que uno daría su vida, la alegría del Evangelio es algo que perdura y da verdaderos frutos”.
El P. Corcoran subrayó, al ser consultado sobre “la crisis de fe que atraviesa Europa”, que los momentos difíciles en la Iglesia son siempre temporales, “porque es la Iglesia de Jesucristo”. “Y así, allí donde la mirada está puesta en Jesucristo, allí están el aliento, la esperanza y el Evangelio”.
Concluyó afirmando que, en el Evangelio y en la historia humana, todos los que han decidido seguir a Jesús han estado dispuestos a “sufrir inconvenientes”: “El reto es preguntarnos: ¿Estamos dispuestos a ser incomodados? Y también: ¿Dónde tenemos puesta la mirada?”.