Tras la Audiencia General de este miércoles 13 de septiembre en el Vaticano, el Papa Francisco bendijo las reliquias de la recién beatificada familia Ulma.
Al finalizar su catequesis sobre el Beato José Gregorio Hernández, el Santo Padre dirigió un saludo a los polacos presentes en la Plaza de San Pedro, en especial a Mons. Adam Szal.
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El Pontífice destacó que el Prelado polaco ha viajado hasta Roma junto a una delegación portando las reliquias de los Ulma, la familia “héroe” asesinada por los nazis que fue beatificada el pasado sábado 9 de septiembre en Polonia.
“Que esta familia de beatos sirva de inspiración para la devoción al Sagrado Corazón de Jesús entre ustedes y todas las familias polacas, mientras bendigo la imagen que llevarán en peregrinación a su Archidiócesis. A todos, les envío mi bendición”, señaló el Pontífice.
Al término de la Audiencia, el Papa Francisco bendijo las reliquias y un retrato de esta familia mártir. El cuadro lo sostuvo el Arzobispo Adam Szal, situado junto a una imagen del Sagrado Corazón de Jesús.
Cabe recordar que el domingo 10 de septiembre, tras el rezo mariano del Ángelus, el Santo Padre pidió que esta familia, “que representó un rayo de luz en las tinieblas de la Segunda Guerra Mundial, sea para todos nosotros un modelo a imitar en el celo por el bien y en el servicio a los necesitados”.
Tras pedir un aplauso por los nuevos beatos, el Papa Francisco invitó a “seguir su ejemplo” y sentirnos llamados “a oponer a la fuerza de las armas la de la caridad y a la retórica de la violencia la tenacidad de la oración”.
Es oportuno destacar que las reliquias de los Ulma fueron colocadas el lunes 11 de septiembre en un altar lateral de la iglesia de Santa Dorotea, en Markowa (Polonia), para la veneración pública.
Tras la bendición del Papa Francisco, según informó el Consejo para la Familia de la Conferencia Episcopal Polaca, a partir del 24 de septiembre peregrinarán por las diócesis de Polonia.
Un ejemplo de valentía y santidad
El 24 de marzo de 1944, una patrulla nazi rodeó la casa de Józef y Wiktoria Ulma, en las afueras de su pueblo. Esta familia había refugiado a 8 judíos, que al ser descubiertos fueron ejecutados. La policía nazi luego mató a Wiktoria, que estaba embarazada de siete meses, y a Józef, su marido. Cuando sus otros 6 hijos comenzaron a gritar al ver a sus padres asesinados, los nazis también les dispararon.
El mayor de los hijos tenía ocho años. El más pequeño fue el niño dado a luz por Wiktoria Ulma en el momento del martirio. A estos beatos se les conoce como “los samaritanos de Markowa”. Se dedicaban a la agricultura y vivían en la pequeña ciudad polaca de Markowa, en el condado de Lancut, distrito de Rzeszow.
Se trata de la primera vez en la historia de la Iglesia que una familia entera ha sido proclamada beata junta.