Al final de la Audiencia General del miércoles 13 de septiembre, el Papa Francisco hizo un llamado a la oración por las poblaciones de Libia y Marruecos, que han sido afectadas respectivamente por las inundaciones y el terremoto del 8 de septiembre.
Después de resumir su catequesis en varios idiomas, el Santo Padre pidió rezar por Libia, donde miles de vidas han sido devastadas por el huracán Daniel y el colapso de las represas en Derna.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
"Mis pensamientos están con las poblaciones de Libia, duramente afectadas por las fuertes lluvias que han provocado inundaciones, causando numerosas víctimas, heridos y graves daños", expresó el Pontífice.
Asimismo, invitó a los fieles a unirse en oración "por aquellos que han perdido la vida, sus familias y las personas desplazadas. No debemos dejar de mostrar nuestra solidaridad hacia estos hermanos y hermanas que están pasando por una calamidad tan devastadora".
En la ciudad libia de Cirenaica, prácticamente destruida por la furia del agua, el número confirmado de muertos ha aumentado a al menos 6.000 después de una primera evaluación que reportó más de 2.330 víctimas, pero podrían llegar a ser 10.000 o más, según las estimaciones de la Cruz Roja, ya que las personas desaparecidas son en realidad un número indefinido.
Los desplazados, según los datos de la Organización Internacional para las Migraciones, son al menos 30.000.
Por otro lado, el Pontífice recordó el devastador terremoto que sacudió a Marruecos el viernes 8 de septiembre, cobrando la vida de casi 3.000 personas y dejando a ciudades y pueblos en ruinas.
"También quiero expresar mis pensamientos hacia el noble pueblo marroquí que ha sufrido estos movimientos telúricos. Oremos por Marruecos, oremos por sus habitantes. Que el Señor les dé la fuerza para recuperarse después de este terrible 'embate' que ha golpeado su tierra".
El sismo, el peor en décadas, sacudió varias ciudades, pero su impacto más destructivo se registró en las regiones remotas de las faldas del Atlas.
Con más de 5.000 heridos en esa empobrecida región, la tragedia sigue desarrollándose en un país que aún está evaluando la magnitud de los daños causados por este histórico terremoto.