El Papa Francisco exhortó hoy a experimentar “la audacia de la paz” y a denunciar “la locura de la guerra”, en el mismo día en que el Vaticano anunció que el Cardenal Matteo Zuppi viajará a Pekín del 13 al 15 de septiembre para buscar el diálogo entre Moscú y Kiev.
“No tenemos miedo de convertirnos en mendigos de la paz, uniéndonos a las hermanas y hermanos de otras religiones y a todos aquellos que no se resignan a la inevitabilidad de los conflictos”, expresó el Papa Francisco en su mensaje de este martes 12 de septiembre a los participantes en el Encuentro internacional de oración por la paz en Berlín, organizado por la Comunidad de San Egidio bajo el lema "La audacia de la paz".
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“Me uno a su oración por el fin de las guerras, agradeciéndoles de corazón por lo que hacen”, insistió el Sucesor de Pedro al recordar la importancia del encuentro y reflexionar sobre la necesidad urgente de buscar la paz en un mundo marcado por la persistencia de conflictos y divisiones.
El lugar elegido para esta iniciativa, la capital de Alemania, tiene un simbolismo especial, ya que fue testigo de un evento histórico: la caída del Muro de Berlín, que separaba a las dos Alemanias y simbolizaba la división entre Occidente y Oriente en Europa.
“Su caída, que ocurrió con la contribución de varios factores, el coraje de muchos y las oraciones de muchos más, abrió nuevas perspectivas: libertad para los pueblos, reunificación de familias y la esperanza de una nueva paz mundial después de la Guerra Fría”, destacó el Pontífice.
Sin embargo, el Papa lamentó que “en lugar de derribar muros, se han levantado otros. Y de un muro a una trinchera, lamentablemente, el paso a menudo es breve”.
Hoy en día, la guerra sigue devastando demasiadas partes del mundo, señaló el Obispo de Roma: “Pienso en muchas áreas de África y Oriente Medio, pero también en muchas otras regiones del planeta, incluyendo Europa, que conoce la guerra en Ucrania, un conflicto terrible que no parece tener fin y que ha causado muertes, heridos, sufrimiento, desplazamientos y destrucción”.
El Papa Francisco recordó su participación en el evento del año pasado en Roma, donde se escuchó el grito de la paz violada y pisoteada. En ese momento, afirmó que el llamado a la paz no puede ser silenciado y que emerge del sufrimiento de las personas. El grito de la paz merece ser escuchado y atendido por todos, especialmente por los líderes políticos y la comunidad internacional.
Para abordar esta situación, el Santo Padre instó a "la audacia de la paz". Argumentó que el realismo político y las estrategias actuales no son suficientes para poner fin a los conflictos que parecen no tener fin.
“La audacia de la paz es la profecía que se requiere de quienes tienen en sus manos el destino de los países en guerra, de la comunidad internacional, de todos nosotros, especialmente de los hombres y mujeres creyentes, para que den voz al llanto de las madres y padres, al sufrimiento de los caídos, a la inutilidad de la destrucción, denunciando la locura de la guerra”, enfatizó el Obispo de Roma.
Asimismo, subrayó la importancia de la oración como la primera forma de audacia. Citando las palabras de Jesucristo en el Evangelio, destacó la necesidad de rezar sin cesar y de tener fe en la posibilidad de alcanzar la paz.
El mensaje concluye con una petición ferviente de orar por el fin de las guerras y la apertura de caminos de paz, especialmente para Ucrania. “Es necesario avanzar para superar el muro de lo imposible, erigido sobre razonamientos que parecen irrefutables, sobre la memoria de muchos dolores pasados y grandes heridas sufridas”.
“Es difícil —agregó el Santo Padre—, pero no es imposible. No es imposible para los creyentes, que viven la audacia de una oración llena de esperanza. Pero tampoco debe ser imposible para los políticos, los responsables y los diplomáticos. Sigamos orando por la paz sin cansarnos, llamando con humildad y persistencia a la puerta siempre abierta del corazón de Dios y a las puertas de los hombres”.
En un mundo marcado por las guerras, el Papa Francisco subrayó: “Pedimos que se abran caminos de paz, especialmente para la querida y martirizada Ucrania.Tenemos confianza en que el Señor siempre escucha el grito angustiado de sus hijos. ¡Escúchanos, Señor!”,concluyó.