El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), Mons. Oscar Ojea, reflexionó sobre diversos temas de actualidad en vísperas de las elecciones generales del 22 de octubre, en que los argentinos votarán a su próximo presidente.
El prelado recordó la “Declaración conjunta por un diálogo responsable y comprometido”, publicada el 22 de agosto junto con líderes de otros credos.
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Entre las ideas más importantes, destacó que “es imposible construir un país sin diálogo y con insultos, gritos y descalificaciones” y rechazó “el clima de violencia en las expresiones de los candidatos” que “no ayuda a la paz social”.
Consultado por la Oficina de Comunicación y Prensa de la CEA sobre las expresiones en contra del Santo Padre, reconoció que “muchas veces el Papa Francisco se ha visto maltratado sistemáticamente por algunos medios de comunicación”.
Esto, consideró, “ha contribuido a que se lo lea poco y a que se difunda menos su palabra y pensamiento, deteniéndonos en pequeñeces muy buscadas con mala intención por un sector de la prensa”.
En ese contexto, señaló Mons. Ojea, “también uno de los candidatos se ha expresado con insultos irreproducibles y con falsedades”.
Citando a Mons. Carrara, Obispo Auxiliar de Buenos Aires, expresó: “El Papa es para nosotros un profeta de la dignidad humana en un tiempo de violencia y exclusión”, al tiempo que “es un Jefe de Estado al que se le debe un respeto particular”.
Sobre sus preocupaciones ante la situación de Argentina, señaló que se vive un tiempo “de desesperanza y decepción” a raíz de la creciente pobreza.
“Me preocupa mucho que haya aparecido un clima de autodestrucción. Un deseo de que todo se desborde para caer en el vacío”, advirtió. “Esto es como una enfermedad social que anula todo horizonte y proyecto de futuro. Una suerte de autoboicot”, señaló.
Al respecto, se refirió a “principios irrenunciables” a los cuales la Iglesia adhiere, y que constituyen “un mensaje para todos los candidatos y candidatas”, entre ellos, el cuidado de la vida desde su concepción hasta la muerte natural.
En segundo término, mencionó la opción preferencial por los pobres y excluidos, tema sobre el cual “en estos últimos años le hemos pedido a todos los gobiernos un Estado presente”.
Esa presencia, precisó, se expresa tanto “brindando seguridad como garantizando la provisión de bienes primarios para la vida humana, en particular en los barrios más humildes", y con el respeto por las economías solidarias, y la creación de trabajo genuino y digno”.
“Esto no es hacer ‘pobrismo’”, aclaró. “Pensarlo así sería desconocer todo el trabajo para la promoción humana que realiza la Iglesia buscando crear las condiciones para una vida más humana y más justa”.
“Ante cualquier gobierno que sea electo, la Iglesia no va a renunciar a reclamar los derechos de los últimos, porque esto sería traicionar el Evangelio”, enfatizó.
Entre los principios irrenunciables, Mons. Ojea mencionó también el compromiso con el cuidado de la “casa común”, y la fidelidad al espíritu y a la letra de la Constitución Nacional como marco para acciones y decisiones.
Finalmente, el presidente del Episcopado aseguró que, ante el proceso electoral, la Iglesia intenta “iluminar la conciencia de los fieles con los principios del Evangelio” con respecto a la voluntad popular.
“No avalamos a ningún candidato en particular porque no es nuestra misión y no nos corresponde. Expresamos principios que, creemos, pueden ser útiles para reflexionar el futuro de este pueblo que amamos y al que servimos", sostuvo.
“Nuestra misión es pastoral y, si bien enunciar esos principios puede incomodar, o los mismos candidatos expresar su desacuerdo, de ninguna manera renunciaremos a la vocación primera de anunciar el Evangelio con libertad”, aseguró.
“La vocación del político es transformar la realidad, hacerla más humana, para que las personas a las que sirve como político puedan desarrollar al máximo sus talentos y capacidades al servicio del bien común”, concluyó.