El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Cardenal Antonio María Rouco Varela, criticó la presencia en algunos sectores de un “complejo de anacronismo religioso” que quiere colocar a la Iglesia Católica en la época de la invasión musulmana en la península ibérica.
El Arzobispo de Madrid hizo estas declaraciones durante el curso “Iglesia, sociedad y política en la sociedad del siglo XXI”, organizado por la Universidad Rey Juan Carlos en el campus de Aranjuez. El curso contó con la participación del Arzobispo de Toledo, Mons. Antonio Cañizares, el vicepresidente del Senado, Juan José Lucas, y el rector de la Universidad, Pedro González Trevijano.
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Durante su intervención, el Purpurado defendió “la presencia expresa de la Iglesia Católica en el texto constitucional” que consagra el derecho a la libertad religiosa, reconociendo la relevancia específica de la Iglesia como un modo de asegurar tal derecho en España.
“No reconocerlo sería vivir en la estratósfera”, señaló el presidente de la CEE, quien criticó que “a veces uno se pregunta si no estaremos padeciendo un complejo de anacronismo religioso, del que no acabamos de salir. Algunos nos quieren colocar en el año 711, pero estamos en 2004, y tenemos que ver los problemas con el realismo de la actualidad. Parece que, por principio, hay que borrarse de la propia historia”.
Tras recordar que España “continúa siendo” un país predominantemente católico, el Cardenal señaló que “hay un límite para el derecho a la libertad religiosa, que tiene que concordar con el ejercicio de los demás derechos”. “Si alguna fórmula religiosa atenta contra los derechos humanos, debe ser restringida”.
En contrapartida, el Purpurado reclamó que “el Estado tiene que reconocer sus propios límites” en esta materia, puesto que “si se sale de ellos, corre el riesgo de dejar de ser un Estado democrático”. “El Estado no está legitimado para imponer” un tipo de conciencia a sus ciudadanos, recordó el presidente de la CEE.
“Reconocer la no confesionalidad o laicidad del Estado no supone que éste se encuentre por encima de la ética y creencias de sus ciudadanos, sino que se tiene que nutrir de ellas”, agregó.
En su intervención, el Arzobispo de Madrid destacó la validez y legitimidad de los Acuerdos Iglesia-Estado de 1979. “Cuestionarlos, negarlos o delimitarlos no es bueno, no haría bien”, recalcó el Cardenal Rouco, aunque reconoció que “hay cuestiones de carácter técnico-jurídico, como la educación y la asignación tributaria, que están abiertas al diálogo y que no han sido recogidas suficientemente”.