La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) se pronunció sobre el reciente fallo pro aborto de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), y advirtió que “toda vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, es digna independientemente de sus condiciones y eventualidades”.
En un comunicado, los Obispos se refieren a la sentencia aprobada el 6 de septiembre por la Primera Sala de la SCJN, que declaró “inconstitucional el sistema jurídico que penaliza el aborto en el Código Penal Federal”.
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La SCJN respondió así a un amparo presentado por la organización feminista Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE).
Los Obispos mexicanos precisan que la sentencia de amparo de la Suprema Corte “no constituye una declaración general de invalidez de los artículos que prohíben el aborto en el Código Penal Federal, puesto que siguen vigentes para el resto de la población; ni representa una obligación para que los Congresos locales se precipiten a despenalizar el aborto en sus respectivos Códigos Penales”.
“Pero sí vuelve evidente una realidad social que debemos entender como pastores y atender con la debida diligencia”, señalan.
Los Prelados advierten que la sociedad no “puede lavarse las manos suprimiendo al más débil, la persona naciente”. Además, hacen un llamado a “generar las condiciones mejores para acoger la vida y no a descartarla”.
Para la CEM, el aborto provocado, al ser despenalizado, “normaliza la cultura del descarte y deja sin responsabilidad a las autoridades y a la sociedad en su conjunto del cuidado y protección de toda vida humana”.
Para los Obispos, la “concepción y el nacimiento de una nueva vida representan un bien cuyo valor es infinito”. Por esta razón, subrayan que “su cuidado y protección no es una responsabilidad que concierne solamente a la mujer gestante, sino a la sociedad en su conjunto”.
“Sería lamentable institucionalizar la violencia contra el débil con la permisión de la ley”, apuntan.
Para contrarrestar esto se requiere de una ayuda solidaria y subsidiaria “a las familias, madres solteras, niños y niñas huérfanas y/o en abandono; de una educación afectiva sexual integral y la búsqueda de ejercicios de paternidad responsables”.
Los Obispos precisan que “existen atenuantes” para la penalización del aborto “sin que esto implique la legalización” de esta práctica, como tampoco “la negación de su gravedad, ni, menos aún, la reivindicación de su licitud. El aborto provocado nunca será una opción moral, ni legítima”.
“De otra manera la legalización del aborto provocado significa el reconocimiento de la impotencia estatal y de la sociedad civil organizada ante las causas que llevan a las mujeres a considerar el aborto como una solución sin atender aquello es el verdadero problema”.
Por último la Conferencia del Episcopado Mexicano señala que “la fe ayuda a mirar con mayor profundidad el drama terrible del aborto”, por lo que anima a los católicos a “proclamar ante todos la grandeza y dignidad de cada hombre, cuya vida es un don de Dios; un don que requiere ser acogido y resguardado en todas sus formas tal y como nos ha enseñado Jesucristo, que es camino verdad y vida”.