Cardenal en Mongolia: La visita del Papa animó “los corazones de este pueblo”

El Cardenal Giorgio Marengo es misionero de la Consolata y Prefecto Apostólico en Ulán Bator (Mongolia). También es uno de los grandes responsables de que la visita del Santo Padre a ese país se concretara y se desarrollara con éxito. 

Hace algún tiempo, el Cardenal Marengo había invitado personalmente al Papa Francisco. Una vez concretado el viaje, que terminó hace un par de días, el Purpurado analizó para Vatican News el significado del evento, afirmando que animó “los corazones de este pueblo”.

El Santo Padre visitó Mongolia desde el 31 de agosto hasta el 4 de septiembre de 2023. Francisco se convirtió así en el primer Pontífice en visitar este país asiático, donde viven más de 3 millones de habitantes, de los cuales tan sólo 1.500 son católicos.

Para el Prefecto Apostólico, el viaje del Sucesor de Pedro fue una gracia del cielo: “No sé de qué otra manera definirlo, un inmenso don que hemos recibido, y como todo don gratuito, en el sentido de que ha ido mucho más allá de nuestras esperanzas, de nuestras expectativas”. Resaltó la inmensa cantidad de trabajo que tuvieron que realizar antes de la visita para preparar todo.

Sin embargo, según el Cardenal Marengo, una vez que el Papa Francisco llegó al país, todo el cansancio “fue superado por la alegría de tener al Santo Padre con nosotros, por su testimonio, tan humilde, sencillo y cercano”, un testimonio que, añadió, generó de inmediato una conexión entre los mongoles de cualquier ámbito y el Pontífice.

Para el Purpurado, este fue uno de los puntos centrales de la visita: que el Papa no solamente se encontró con la pequeña comunidad católica de Mongolia, sino también con personas de otras confesiones, incluso no creyentes. 

Indicó asimismo que “ha recibido comentarios muy positivos” de personas que no están relacionadas con la Iglesia. Y subrayó que los discursos del Santo Padre “hacían que la gente se sintiera orgullosa de ser quien es, porque se daba mucho espacio a la belleza, a la riqueza de este pueblo, a sus tradiciones y a su historia”.

En su opinión, para los mongoles significó mucho que un líder religioso tan importante como el Papa, incluso con una salud frágil y maltrecha, haya ido a llevarles un “mensaje desarmante de fraternidad, cooperación y armonía”. 

El Santo Padre resaltó la importancia de Mongolia para la paz mundial, y durante su visita envió mensajes a Rusia y China. El Cardenal Marengo cree que el Papa “se posicionó como mensajero de la paz de una manera muy sencilla y directa”, y que los mongoles tienen experiencia de esto con la Pax mongolica a la que hizo mención el Sucesor de Pedro. “Cada pueblo —más allá de su tamaño y peso relativo— tiene una responsabilidad en la construcción de la paz”, subrayó.

En Mongolia se respeta la libertad religiosa y personas de diversos credos coexisten en armonía. El mismo Papa Francisco lo mencionó y pidió que se profundizaran estos valores. En este sentido, el Prefecto Apostólico de Ulán Bator espera que la semilla sembrada durante la visita pontificia “crezca y eche raíces y se convierta cada vez más en una realidad”. Espera también que los mensajes del Santo Padre “se conviertan en programas concretos de vida y de colaboración”, y confía en que habrá resultados positivos.