El Patriarca caldeo Luis Rafael Sako, Arzobispo de Bagdad (Irak), aseguró que el “Papa Francisco, con su intuición, puede ayudar a escuchar la voz de Dios” en el próximo Sínodo de la Sinodalidad en el Vaticano.
La mayor parte de los cristianos en Irak son de rito caldeo. La Iglesia Caldea es una Iglesia Católica Oriental que está en plena comunión con Roma.
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La primera fase del Sínodo de la Sinodalidad se inauguró en octubre de 2021. Al final de las etapas diocesanas y continentales se llevarán a cabo dos asambleas en el Vaticano: la primera, del 4 al 29 de octubre de 2023, y la segunda en octubre de 2024.
“El Papa Francisco, con su intuición, puede ayudar a escuchar la voz de Dios, la voz del Espíritu leyendo la Biblia, hablando del Espíritu, del amor y de la misericordia de Dios, del servicio, del arrepentimiento y del perdón hacia todos en el marco del trabajo pastoral, leyendo los signos de los tiempos para descubrir la voluntad de Dios y trabajar por un crecimiento humano y cristiano armonioso”, escribió el Cardenal en un artículo titulado “A dónde debería llevar el próximo camino sinodal”.
En el texto, publicado en el sitio web del Patriarcado caldeo de Bagdad, el Purpurado destacó que “el Sínodo, como ha expresado muchas veces Su Santidad el Papa Francisco, es caminar juntos, como comunidad de fieles, empeñada y responsable por participar activamente en el estudio de argumentos y cuestiones muy importantes, que tienen que ver con la vida fundamental de los fieles en el marco de la reforma y para encontrar nuevas estrategias para que la Iglesia afronte los desafíos”.
En un mundo donde predomina el “liberalismo secular”, continuó el Cardenal Sako, “la Iglesia, madre y maestra, y el Papa sucesor de Pedro, roca en la que se apoya la Iglesia y garante de su unidad, debe valerse de su autoridad didáctica en el proceso de auto-renovación y de sus estructuras con plena convicción, conservando fielmente el depósito de la fe y de la moral de base”.
El Patriarca resaltó además que “el Sínodo debería darle prioridad al anuncio (del Evangelio) a la luz de los signos de los tiempos” de modo que “la Iglesia pueda presentar la fe a todos con claridad, con un lenguaje comprensible, un estilo distinto, formas nuevas y afrontar la liturgia de la celebración de los sacramentos y algunas estructuras con mayor participación para hacer algunas estructuras más eficientes y menos burocráticas”.
De ese modo, preció el Arzobispo de Bagdad, “los cristianos podrán sentirse en casa, tendrán un papel y no se sentirán marginados. Es necesario además actualizar la formación del clero al nivel humano, psicológico, espiritual, teológico, pastoral, y también la disciplina”.
Tras recordar que está “en retiro en el seminario de Erbil, lejos de su sede de Bagdad”, el Cardenal Sako alentó a que la renovación, a partir del Sínodo, se realice con la participación de los fieles, “pero sin anular la participación ‘colegial’ de la jerarquía eclesiástica” y de las autoridades de la Iglesia.
El Patriarca caldeo se retiró a Erbil, luego de que a mediados de julio el presidente de Irak, Abdul Latif Rashid, revocara el decreto republicano que reconocía al Cardenal Sako como máximo líder de los católicos de rito caldeo "en el país y en el mundo", encargado de administrar los fondos y las propiedades de la Iglesia en esa nación islámica, lo que suscitó una serie de tensiones y la protesta de los católicos iraquíes.
“Las esperanzas de los fieles cristianos esperan un nuevo horizonte abierto por el ‘camino sinodal’ en la vida de la Iglesia, reforzado por la cohesión teológica, administrativa y pastoral, en perfecta sintonía con la misión esencial de la Iglesia y el ‘espíritu sinodal’”, continuó el Arzobispo iraquí.
Tras renovar su clamor para que el Papa y el Vaticano presten una “atención particular a las Iglesias orientales, cuna del cristianismo cuya existencia se ve amenazada”, el Purpurado hizo votos para que “la Iglesia desarrolle un papel profético y vital en la creación de un mundo más humano, pacífico, justo y digno”.