La Diócesis de Catamarca (Argentina) conmemora por estos días dos acontecimientos muy importantes: los 19 años del sismo, en cuyo marco se celebra la Fiesta de la Protección de la Virgen; y el segundo aniversario de la beatificación de Fray Mamerto Esquiú.
Con la tradicional bajada de la imagen de la Virgen del Valle, desde el camarín de la Catedral Basílica y Santuario hasta el presbiterio, la comunidad diocesana celebró este domingo la Fiesta de la Protección.
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Esta particular fiesta recuerda el sismo ocurrido el 7 de septiembre de 2004 a las 08:53 horas, con una magnitud de 6,5 puntos en la escala de Richter, con el epicentro en la sierra de Ambato, en la provincia de Catamarca.
El temblor se expandió a cientos de kilómetros y tuvo réplicas en los días siguientes, pero no se lamentaron víctimas fatales, por lo que los catamarqueños atribuyen a Nuestra Señora del Valle, patrona de Catamarca, la protección durante el sismo. De hecho, hay una ley que determina que cada 7 de septiembre, “Día del Milagro”, sea feriado en la provincia.
La ceremonia estuvo presidida por el Obispo de Catamarca, Mons. Luis Urbanc, acompañado por el rector de la catedral, P. Gustavo Flores, y sacerdotes del clero local, y contó con la participación de autoridades de gobierno.
Los fieles colmaron la catedral para recibir a la Virgen con aplausos, vivas, y agitaron sus pañuelos ante la bajada para agradecerle por su protección.
Mons. Urbanc recordó aquel momento “cuando con su manto cubrió toda la provincia, protegiéndonos del terrible terremoto que nos tuvo en vilo ese día y muchos días posteriores, mientras la tierra buscaba reacomodarse”.
Asimismo, hizo mención de otra fecha especial, asegurando que “ella tuvo mucho que ver para que mañana podamos estar celebrando el segundo aniversario de la beatificación de Fray Mamerto Esquiú, gran prohombre de la Patria naciente y de la Iglesia del siglo XIX”.
El Obispo pidió a Nuestra Señora del Valle “que siga cuidando a nuestras familias para que pongan siempre en el centro de ellas a Dios, fuente de vida, verdad, amor y paz”.
En esa línea, añadió: “Que siga acompañado de cerca a nuestros enfermos y ancianos; que haga que nuestros políticos y gobernantes inspiren su accionar en las luces que les da nuestra fe cristiana y pongan lo mejor de sus saberes y haberes al servicio del bien común”.
En especial, rogó por la educación, la salud, y para que todos los catamarqueños tengan un ingreso digno “para vivir mediante un trabajo estable y seguro”.
“Que nos haga palpar su ternura materna a fin de que nos sepamos y obremos como verdaderos hermanos y hermanas, ocupándonos siempre de los más necesitados, desfavorecidos y frágiles”, resumió.
Hizo hincapié también en la necesidad de “la comprensión, el diálogo, el respeto, el amor y el perdón”, y pidió la intercesión de la Virgen para que “la fe, la esperanza y la caridad que recibimos en el Bautismo obren con toda fuerza en la vida de cada uno de tus hijos, en especial de los que no creen, ni aman ni esperan”.
Este lunes, segundo aniversario de la beatificación de Esquiú, durante todo el día se desarrollan actividades en la Catedral, con celebraciones de Misa, rezo del Rosario y Adoración Eucarística.