Como es tradición al final de cada viaje apostólico, el Papa Francisco se trasladó esta tarde a la Basílica de Santa María la Mayor de Roma para visitar a la Virgen después de haber estado cuatro días en Mongolia, país encajonado entre Rusia y China.
Tras 10 horas de vuelo, 8,230 kilómetros recorridos y sobrevolar 10 países, el Papa Francisco regresó a Roma en el avión A330 de la compañía ITA Airways, y lo primero que hizo al aterrizar fue visitar a la Virgen Salus Populi Romani para agradecerle por su 43º viaje apostólico internacional, donde encontró a la "pequeña y vivaz" comunidad católica.
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Luego de este viaje, el Santo Padre se convirtió en el primer Pontífice en visitar este país asiático, donde viven más de 3 millones de habitantes, de los cuales tan sólo 1,500 son católicos. Las religiones de Mongolia son: budismo (53%), islam (3%), chamanismo (3%), cristianismo (2%), ateísmo (39%).
Este viaje es una muestra más del deseo del Papa de visitar los países de minoría católica, para llevar a sus habitantes su cercanía y la de toda la Iglesia Católica.
Precisamente, el Santo Padre animó a la pequeña comunidad católica a no temer su pequeñez e indicó el mejor camino de todos: la cruz de Cristo; al fin y al cabo, todos somos "nómadas de Dios", peregrinos en busca de felicidad sedientos de amor. Y solo la fe cristiana es la respuesta.
En Mongolia, reafirmó su llamamiento a la paz y habló de la responsabilidad de las religiones en la pacificación de los conflictos y de la importancia de la coherencia en el testimonio.
El avión A330 de la compañía ITA Airways que transportaba al Santo Padre, su séquito y a los 70 periodistas de diferentes medios, aterrizó en el aeropuerto internacional de Fiumicino a las 16:01 (hora local de Italia) después de diez horas de vuelo.
Al poco tiempo de despegar, el Santo Padre envió un telegrama al presidente del país que lo acogió durante estos días, Khürelsükh Ukhnaa, en el que le expresó su agradecimiento por la hospitalidad.
Más tarde, mientras el avión papal se encontraba sobrevolando la República Popular China, el Papa Francisco invocó sobre el presidente chino y su población abundantes bendiciones divinas.
El Obispo de Roma pronunció un total de cinco discursos a lo largo de tres días en Ulán Bator.
El viernes 1º de septiembre, a las 10 de la mañana, llegó al Aeropuerto Internacional "Chinggis Khaan" de Ulán Bator. Ese día, el Papa Francisco se trasladó a la Nunciatura Apostólica para descansar.
Un día más tarde, el sábado 2, la Plaza Sukhbaatar acogió la ceremonia de bienvenida a las 9:00. Posteriormente, a las 9:30, el Pontífice hizo una visita de cortesía al Presidente de la República, Ukhnaagiin Khürelsükh, en el Palacio del Gobierno. Después, a las 10:20, se encontró, como es habitual, con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático en la sala "Ikh Mongol" del Palacio del Gobierno. Allí pronunció su primer discurso público.
En la tarde, a las 16:00 tuvo lugar el encuentro con los obispos, sacerdotes, misioneros, consagrados, consagradas y agentes de pastoral en la Catedral de los Santos Pedro y Pablo, donde pronunció su segundo discurso.
El domingo 3 de septiembre, a las 10:00 de la mañana, el Obispo de Roma participó del encuentro ecuménico e interreligioso en el "Hun Theatre”.
A las 16:00, el Santo Padre presidió la Santa Misa dentro del "Steppe Arena", un estadio, y pronunció la homilía. El lunes 4, que ha sido el último día de su visita, el Sucesor de Pedro se reunió, a las 9:30, con los trabajadores de la caridad e inauguró la Casa de la Misericordia.
En este contexto, pronunció su último discurso. Más tarde, la ceremonia de despedida tuvo lugar en el Aeropuerto Internacional "Chinggis Khaan" a las 11:30, donde despegó en torno a las 12:00, llegando alrededor de las 16:01 al Aeropuerto Internacional de Roma/Fiumicino.