6 momentos del viaje a Mongolia del Papa Francisco que pasarán a la historia

El 43º viaje apostólico internacional del Papa Francisco a Mongolia ha dejado varios momentos, encuentros y frases memorables. Con esta visita, el Santo Padre se convirtió en el primer Pontífice que visita Mongolia, país que limita con Rusia y China.

1. El saludo del Papa Francisco a los fieles de China desde Mongolia

El Papa Francisco envió un mensaje no anunciado oficialmente a los católicos chinos el domingo 3 de septiembre al final de la Santa Misa en el Steppe Arena (Estadio de la Estepa), de Ulán Bator. Acompañado por el Obispo de Hong Kong, Mons. Stephen Chow Sau-yan, SJ, y el Cardenal John Tong Hon, OFM, el Santo Padre instó al pueblo chino a ser "buenos cristianos y buenos ciudadanos".

El Santo Padre expresó sus mejores deseos para el pueblo chino, en el evento que congregó a católicos provenientes de Corea del Sur, Vietnam, Rusia, China continental, Hong Kong, Tailandia, Kazajistán, Kirguistán y Azerbaiyán que viajaron a Mongolia para participar en la Santa Misa.

Cabe recordar que el 31 de agosto de 2023, mientras sobrevolaba China en ruta hacia Mongolia, el Pontífice envió un telegrama al presidente Xi Jinping y al pueblo chino, deseándoles "bendiciones de unidad y paz".

2. La mujer que rescató la estatua de la Virgen de un vertedero

El 2 de septiembre, en la Catedral de los Santos Pedro y Pablo de Ulán Bator, el Papa Francisco bendijo la estatua de la Virgen conocida en Mongolia como “Madre del Cielo” que fue inexplicablemente rescatada de un vertedero de la región norte del país por una mujer budista.

3. La emoción del Papa al encontrar a los misioneros de Mongolia

El Pontífice pronunció un total de cinco discursos a lo largo de tres días en Ulán Bator. El Papa Francisco escuchó conmovido el testimonio de la Iglesia misionera en Mongolia en la Catedral de los Santos Pedro y Pablo.

Se trató de un viaje apostólico (del 31 de agosto al 4 de septiembre) para confirmar en la fe a la "pequeña y vivaz" comunidad católica de aproximadamente 1,500 personas entre sus 3 millones de habitantes, pero también para apoyar a los misioneros, al clero en general, y su labor caritativa y evangelizadora.

El Santo Padre animó a la pequeña comunidad católica a no temer su pequeñez e indicó el mejor camino de todos: la cruz de Cristo; al fin y al cabo, todos somos "nómadas de Dios", peregrinos en busca de felicidad sedientos de amor. Y sólo la fe cristiana es la respuesta, aseguró.

4.  El histórico encuentro ecuménico e interreligioso

El 2 de septiembre, en un histórico encuentro ecuménico e interreligioso en el Teatro Hun de Mongolia, el Papa Francisco abogó por la armonía y el entendimiento entre diferentes tradiciones religiosas para promover la paz y la justicia en el mundo.

Destacó que las religiones tienen la responsabilidad de ofrecer armonía al mundo y enfatizó la importancia del altruismo y el amor hacia los demás para construir la armonía y la belleza en la vida. El Papa elogió la historia de convivencia religiosa en Mongolia y su patrimonio de sabiduría.

5.  El testimonio de una mujer sin brazos, ni piernas en Mongolia

Lucia Otgongerel, una mujer de Mongolia sin brazos ni piernas, compartió con el Papa Francisco durante su visita a Mongolia que al entender el sacrificio de Jesús como un acto de amor, encontró aceptación en su propia discapacidad.

Durante la inauguración de la Casa de la Misericordia, la mujer afirmó ser afortunada al aceptar el amor de Dios y de Jesús, a pesar de su discapacidad. Ella pertenece a la parroquia de Santa María en Ulán Bator.

6. Implorar por la paz desde Mongolia

Durante su vuelo a Mongolia, el Papa Francisco bendijo una cantimplora que salvó la vida de un soldado ucraniano durante un ataque ruso. Durante su encuentro con periodistas, recibió este inusual objeto de la corresponsal de Cope en el Vaticano, Eva Fernández, antes de su histórico viaje apostólico a Mongolia.

En su primer discurso, el Santo Padre imploró por la paz y citó un proverbio local que dice "Las nubes pasan, el cielo permanece" y pidió que "así pasen las nubes oscuras de la guerra, que se disipen por la firme voluntad de una fraternidad universal en la que las tensiones se resuelvan sobre la base del encuentro y del diálogo, y que a todos se les garanticen los derechos fundamentales”.

Este viaje quedará grabado en la historia de Mongolia y en los corazones de la comunidad católica y más allá. De hecho, el Sucesor de Pedro se presentó como: "Peregrino de la paz” en este “país joven y antiguo, moderno y rico en tradiciones”.

También desmintió algunos “mitos” sobre la caridad y la Iglesia. “No es necesario ser ricos para hacer el bien, es más, casi siempre son las personas comunes las que dedican tiempo, conocimientos y corazón para ocuparse de los demás”.