El vocero de la Compañía de Jesús en Centroamérica, el P. José María Tojeira, ha asegurado que la fuerza demostrada por Mons. Rolando Álvarez, Obispo encarcelado injustamente por la dictadura de Nicaragua, le evoca a los antiguos mártires de la Iglesia.
“Es un hombre de una reciedumbre personal grande que recuerda a los antiguos mártires”, señaló el presbítero en una entrevista concedida a EWTN Noticias el 31 de agosto.
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Además, argumenta que este pensamiento lo recoge de las situaciones por las que atravesaban los cristianos en el siglo III, época en la que destacó la figura de un obispo que fue mártir, San Cipriano de Cartago.
“De las personas que eran condenadas a las minas por el Imperio Romano, muchas recibieron este castigo por ser cristianos, que era casi como una condena a muerte. Cuando llegaba otro emperador y desaparecía la persecución, las iglesias conseguían algo de dinero y rescataban a los sobrevivientes. Cipriano de Cartago llamaba ‘mártires’ a los pocos que salían vivos, porque habían pasado una tortura equivalente a un martirio, resistiendo y siendo fieles a la fe”, detalla.
Tras haber mencionado a los antiguos cristianos perseguidos, el religioso español, naturalizado salvadoreño, señaló que le genera admiración que Mons. Álvarez decidiera quedarse en Nicaragua y no ceder ante las presiones de deportación “a pesar del maltrato y de la injusticia de una prisión sin fundamento legal”.
“Es un obispo al que lo tienen preso por ser fiel al Evangelio, denunciar las injusticias con la gente pobre y pedir que haya diálogo y desarrollo para la gente”, asevera.
Durante la entrevista, el P. Tojeira también se refirió a la situación de los 13 sacerdotes de la Compañía de Jesús que aún permanecen en Nicaragua, después de que la dictadura expropiara la Universidad Centroamericana (UCA) y la Villa Carmen —residencia de seis jesuitas ancianos—, cancelara la personería jurídica de la Congregación y traspasara todos sus bienes al Estado.
“Los jesuitas están trabajando en los dos colegios que tenemos: el Instituto Loyola y el Colegio Centroamericano. Sin embargo, trabajan siempre con la preocupación de lo imprevisto”, lamenta.
“Hay una preocupación de que puedan intervenir de nuevo en cualquier momento, pero la gente está serena y tranquila. Los jesuitas siguen cumpliendo con su trabajo de educar, de inculcar valores cristianos y de hacer las cosas bien”, agrega.
Respecto a otras propiedades que fueron confiscadas por el régimen, el P. Tojeira anota que, aparte de la UCA, por ahora sólo se han apropiado de “unas cuentas para ayudar a los sacerdotes ancianos y a otros que necesitan cuidados especiales; además de dos viviendas”.
“Cuanto más abusos cometan, más rápido se va a terminar ese gobierno en Nicaragua. Es la ley de vida con las dictaduras. Cuanto más abusan del poder, más pronto se caen”, concluye el portavoz de los Jesuitas en Centroamérica.