Los Obispos de las diócesis que integran la provincia eclesiástica de Tucumán (Argentina) alertaron a los fieles sobre las consecuencias de los actos del sacerdote Daniel Molina, quien continuó ejerciendo su ministerio de manera pública pese a haber sido inhabilitado por la Iglesia.
Los Prelados explican que su comunicado responde a “la pública decisión del sacerdote Daniel Molina de separarse de la Iglesia Católica Apostólica Romana para incorporarse al grupo conocido como ‘iglesia vetero-católica’”.
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En mayo de 2023, el Obispo de Concepción, Mons. José Antonio Díaz, había notificado a los fieles que el P. Molina se encontraba inhabilitado para el ejercicio público del ministerio sacerdotal por diez años, ya que había recibido una denuncia por abuso sexual.
Sin embargo, en los últimos días, Molina escribió una declaración, publicada por el medio Vientos Tucumanos, en la que da su versión de los hechos.
En primer lugar, Molina aseguró que no tiene ni tuvo denuncias ni en el fuero civil ni en el penal. “No cometí jamás ningún delito de ningún tipo”, sostuvo.
“Me defendí hasta en la última instancia, con pruebas como fotografías y testimonios, pero mi superior, argumentando que era misericordioso conmigo, me puso una pena de 10 años de suspensión, teniendo yo 63 años era lo mismo que expulsarme”, detalló.
“El Código Canónico dice que mi superior debe darme dónde y de qué vivir el tiempo en que dure mi suspensión. Muy por el contrario, a mí se me dejó en la calle y sin darme ayuda económica alguna”, denunció.
“Hay justicia canónica para algunos, para los elegidos solo traslados y silencio”, añadió, anunciando que seguirá su camino “desde otro lugar en donde los espera el P. Daniel, sacerdote para siempre”.
Luego de estas declaraciones, los Obispos de la provincia advierten a los fieles sobre la “gravedad y consecuencia espiritual” de los actos que “rompen la comunión con la Iglesia”.
"Ciertamente, Molina fue exhortado de diversas maneras a no lastimar a la Madre Iglesia con un cisma”, explican los obispos en su reciente comunicación. La última respuesta de Molina, precisan, “fue que la suya se trataba de una decisión indeclinable”.
Dicha decisión, puntualizan los Prelados, “hace al padre Daniel incurrir en el delito de cisma, lo que significa ruptura de la comunión con la Iglesia, y él mismo se aplica la excomunión”.
Asimismo, hacen notar, “todos los fieles que acompañen la decisión de dicho sacerdote incurren en el mismo delito, rompiendo la comunión eclesial".
Sin embargo, aclaran que “esta dolorosa situación puede sanarse con un humilde y público acto de retractación que restituya la comunión dañada y los reincorpore a la Iglesia, que siempre los estará esperando”.
La censura eclesiástica, detallan, “no es una condena irrevocable, sino que es un doloroso llamado de una Madre a volver a la paz de la comunión, que está por encima de cualquier cosa”.
“Por eso, como pastores preocupados del bien espiritual de los fieles, queremos exhortar, a toda la feligresía, a que no lastimen más el cuerpo de la Iglesia con el escándalo de un cisma", concluyen el Arzobispo de Tucumán, Mons. Carlos Sánchez; su Obispo Auxiliar, Mons. Roberto Ferrari; y el Obispo de Concepción, Mons. José Antonio Díaz.