El Arzobispo de Toledo y primado de España, Mons. Antonio Cañizares, recordó a los “los parlamentarios católicos” su grave responsabilidad en oponerse a la legalización del matrimonio entre homosexuales.
Durante la Misa dominical celebrada en la Catedral Primada, Mons. Cañizares subrayó que “la unión de personas del mismo sexo, en modo alguno es asimilable ni equiparable al matrimonio”.
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Esta posibilidad, que ha sido llevada a debate al Congreso de los Diputados, es para al Arzobispo “un engaño que contradice la misma esencia del matrimonio, que se trata de otro tipo de unión completamente distinta al matrimonio, que es contraria a una antropología adecuada, y que su legalización como matrimonio es una gravísima injusticia contra el matrimonio verdadero y la sociedad”.
“No puedo ni debo callar ante la aprobación esta semana por parte de la mayoría de los parlamentarios del Congreso de Diputados de una proposición no de Ley en la que se insta al Gobierno a que presente al Parlamento un Proyecto de Ley que apruebe y regule el así mal llamado o pretendido ‘matrimonio’ entre personas del mismo sexo, con la posibilidad de adoptar hijos incluida”, señaló el Arzobispo.
Después de dejar establecido su “respeto, comprensión y afecto” hacia los homosexuales, Mons. Cañizares indicó que “ni siquiera es válido denominar con la palabra matrimonio -unión estable de un hombre y de una mujer abierta a la vida- a estas uniones homosexuales, porque desfiguran en su misma entraña lo que esta palabra expresa y ha expresado siempre en todas las regiones de la tierra y en todos los tiempos”.
“Tal legislación, si llega a aprobarse como ya se ha prometido por las más altas instancias del Gobierno de España, no supone una conquista social, sino un retroceso”, añadió el primado de España.
Mons. Cañizares apuntó que “en una época en que la protección de la institución familiar debería ocupar el primer lugar en la preocupación de los gobiernos de los países ricos, atrapados en el torno de un invierno demográfico y de la creciente criminalidad de los jóvenes nacidos en familias destrozadas y en las familias recompuestas, la proposición de un matrimonio homosexual y el hecho de que los gobernantes la asuman demuestran un grave desorden en la mentalidad de la cultura dominante”.
Para el Arzobispo de Toledo esta clase de legislación es “inicua” porque atenta contra el bien común y la verdad del hombre y por ello recordó a los legisladores –especialmente a los católicos- que “tienen la grave responsabilidad de oponerse”, con su voto a esta clase de legislación.
“Que no nos amedrenten con la amenaza de que nos puedan quitar las alforjas; la Iglesia sabe vivir en pobre; como no sabe o no debe saber vivir es no anunciando a Jesucristo y el único Señorío de Dios, o vendiéndose por riquezas”, advirtió.